El auto se había alejado hace varios minutos. Brendan miró nuevamente su teléfono, pensando si debía llamarlo exigiéndole que regresara temprano o simplemente dejar que volviera junto a los demás cuando prefiriera. La verdad era que verlo tan triste le había molestado bastante, sus ojos llorosos y mejillas sonrojadas habían causado tumultuosos sentimientos.
No me gusta verte llorar.
Fueron palabras que estuvo a punto de enunciar, pero se contuvo. Recordó el beso que compartieron en el lugar y tocó suavemente sus labios—percibiendo aún su olor como si tuviera residencia en sus sentidos.
Adoraba la intimidad que compartía con el Omega, y no podía esperar para tenerlo en su cama nuevamente y cojerlo cuantas veces quisiera—estaba hambriento. Sin embargo, el agradable pensamiento fue arruinado una vez entró a la mansión y se encontró con Donatella, y debido a la expresión en su rostro, evidentemente fue testigo del íntimo momento.
"Estás cometiendo un error." Criticó en un frío tono de