Capítulo cinco:

Uniendo huellas... ¿O no?

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Ustedes estarán pensando que luego de la vergüenza que pase en la casa de los Volkov aprendí la lección y deje de espiar a mi vecino.

Y claro que aprendí la lección sobre la invasión de propiedad privada, no lo volveré a hacer ni porque me pagarán todos los millones del mundo pero...

— ¿Podrías dejar de ver a Dmitry Volkov? — me pide algo asqueada Tiffany haciendo que la mire con la ceja alzada—. Gracias.

La señora Volkov nunca dijo que no podía verlo en la escuela.

Ups.

— No lo estaba mirando — la rubia de ojos color miel alza una de sus perfiladas cejas—. Ok, quizás si pero muy poquito.

— Eso no te lo crees ni tú Valeska — me da media sonrisa—. ¿Acaso paso algo y no me haz contado?

Aparte de que me dieron tremendo regaño por colarme en casa ajena y soñar que Dmitry parecía un perro con asteroides que me quería comer (y no de la manera que me gustaría) pues creo que nada más.

— Nop, todo bien — le di un mordisco a mi