Cambios

En la biblioteca les esperaban su padre Jack, su abuelo, don Joseph el padre de Michael y el abogado de la familia Oliver, quien llevaría a cabo la falsa boda civil. Don August se le acercó, se vía risueño y aquello la puso feliz. Solo una persona valía el mundo para ella y era su abuelito.

Mientras Michael revisaba a su padre, August charlaba con su nieta.

— ¿Hijita, que pasó ahí afuera?

—Mi madre y sus cosas, por suerte Michael le ha dejado en claro que ya no estoy sola. Me he sentido tan bien, por fin tras años de aguantar sus cosas pude decirle que ya no se las toleraré más.

—Mi concepto del joven ha mejorado mucho, en especial cuando le torció un poco más el brazo.

Emily no pudo evitar reír con las cosas de su abuelo. Luego avanzó con Michael hasta llegar frente al escritorio. Tras proceder a la lectura de toda la parte técnica, los testigos firmaron el acta y ambos “se convirtieron” en marido y mujer. Jack se acercó a su hija y la abrazó.

Las palabras de Alec rondaban su mente, pero ella estaba radiante y eso era lo único que importaba.

—Hija, de verdad espero de todo corazón que este sea el inicio de lo que será una buena vida al lado de un buen hombre.

—Gracias papá, sé que seré completamente feliz.

Sofía caminaba hacia ella, pero Michael anticipándose a cualquier escena tomó a Emily de la mano y la llevó junto a su padre. Al llegar a su lado Emily inclinó la cabeza en señal de respeto.

—Don Joseph...

—Mi niña, no me digas don Joseph, me haces sentir viejo. Vamos, empuja la silla de tu suegro y llévame a un rincón apartado, quiero que charlemos. Michael, vete a torturar a tu suegra.

Después de reír un poco Emily le lleva al comedor, se sienta frente a él y espera. El anciano parece pensar todo con calma antes de hablar.

—Gracias mi niña, sé que ustedes no se aman más que como amigos y que él ha hecho esto para verme feliz. También sé que es homosexual, pero quería presionarlo un poco, mis abogados tienen una clausula en la que indica que pueden romper este matrimonio y que aun así mi hijo heredará todo. Eres una gran mujer, has vivido bajo el yugo de Sofía y aun así no has perdido la dulzura. Eres lo único que vale la pena de esa familia.

— ¿Porque entonces todo esto?

—Mi muerte es inminente y no quiero que esté solo. Hay cosas…secretos familiares que algún día conocerás por eso mi muerte es consideraba algo fuera de lo normal. Quédate a su lado y luego sé libre.

Él sacó de su chaqueta un sobre, mira a Emily luciendo tenso e incluso apenado.

—En ese sobre hay un papel con los nombres completos de tus abusadores, forma de contactarlos, cualquier información para hundirlos está ahí. Michael no lo sabe, solo yo.

— ¿Cómo…?

—Vino uno de ellos hablándome de él mismo y del médico. Le pagué una buena cantidad para estar tranquilo de que no molestará más.

Emily movió el sobre, su rostro reflejaba confusión pues hay también una llave maya.

—Pero hay algo más que un papel.

—Ellos se sacaron fotos impresas que son las del sobre junto con los datos de ellos. Quizás no lo recuerdas o no te diste cuenta. Me entregaron los originales en la llave maya, son las únicas copias me aseguré de eso. Lo hicieron pensando en usarlo en un futuro.

Emily sin poder controlarlo empieza a llorar, de pronto con el sobre en la mano corre escaleras arriba y lo coloca dentro de su bolso de mano, lo mismo que el sobre que le dio su abuelo antes de la ceremonia. Michael se acerca a su padre, pero este niega con la cabeza.

— ¿Qué pasó?

—Nada serio, hablábamos de la necia de Sofía y de que por fin no estará sola.

—Sabes que nosotros no podemos mentir y apesta a eso. Pero lo dejaré pasar. Gracias papá por aceptarla como mi mujer.

—Es un buen ser humano, cuídala. Porque tal cual has dicho, no podemos mentir y he sabido que esta boda es falsa. Pero sabes que mi fin es inminente y me gusta que ella esté a tu lado. Sé que te gustan los hombres y no te lo condeno, quiero que cuando todo pase busques a quien te haga feliz.

Algunas horas después llegaron a su casa, la sala está llena de cajas de regalos que han enviado algunos amigos de la familia, aunque no fueron a la boda.

— ¿No es raro aceptar regalos por una boda falsa?

—Para estas personas esto no es nada y es divertido tener regalos. Mañana los abriremos y veremos que conservar y que regalar.

Emi sentía dolor de cabeza, el día había sido muy complicado.

—La cabeza me va a estallar.

—Déjame traerte una pastilla. Pero cariño, si sabes que mis inclinaciones son otras, no debes usar la excusa del dolor de cabeza.

—Tonto.

Michael fue por un par de píldoras. Le preocupaba Emily y todo el estrés que había pasado aquel día. Su padre no lo había engañado cuando le dijo que Emily lloraba por culpa de Sofía, se encargaría de averiguar qué había sucedido realmente.

—Trata de descansar que has tenido un día difícil. Acomodaré un poco las cosas y luego iré a descansar. Si necesitas algo más, sabes dónde está mi cuarto.

Los siguientes tres meses Michael se desvivió por ella. Iban a cenar casi a diario. Cada rato libre que tenían juntos lo disfrutaban al máximo. Cuando estaba sola iba a visitar a don Joseph quien resultó ser una persona importante en su vida. Sabía de su pasado y eso, emocionalmente hablando resultaba catártico.

Era extraño que alguien más conociera sobre lo sucedido y no la juzgara. Una mañana mientras Michael trabajaba llegó de visita su abuelo.

—Me has tenido abandonado. Varios meses de solo llamadas telefónicas.

—Lo sé abuelo, pero es que hemos estado muy pendientes de don Joseph, está muy mal y aunque le insistimos que viva con nosotros para cuidarlo, no quiere. Ni de luna de miel nos hemos ido.

—Pues viendo que estás bien, me marcho. Te quiero mi niña y el matrimonio te sienta bien. Lo de la luna de miel me parece absurdo.

—Michael me trae el desayuno a la cama cada día antes de irse a la empresa. Abuelo, apenas mi suegro se estabilice viajaremos unos días a la playa.

Michael llegó algunas horas después y mientras cenaban les avisaron que su papá estaba hospitalizado, un infarto aparentemente. Se fue a vestir, pero le temblaban tanto las manos que Emily se hizo cargo. Era consciente de que ella le desvestía y vestía, de que incluso condujo al hospital. Estaba preso de un ataque de pánico. Aunque sabía que su papá iba a morir no pensó que sucedería tan pronto.

Llegaron al hospital y estuvieron pocas horas con el anciano, que murió sin saber que ellos estaban a su lado. Algunas horas después Michael dejó a Emily en casa y se marchó a poner todas las cosas de su padre en orden, incluido el funeral.

Una mañana mientras ella estaba en el baño Michael encontró el sobre que su padre había dado a Emily. Sacó fotos de las hojas con los datos de los tipos y se fue a toda prisa a encargarse de ellos. Al salir del baño Emily encontró una nota de Michael dónde este le explicaba que estaría fuera el resto del día, así que decidió ir a casa de su padre a almorzar con él, aprovechando que su madre no se encontraba en casa.

—Tomémonos algo mientras acaban de preparar el almuerzo.

Como era costumbre de Emily, se acostó en el sofá grande a ver noticias. Aún estaban transmitiendo la novela matutina pero no le importó. La idea era no hacer nada, realmente no le prestaba atención a lo que pasaba en la tv.

 Sin embargo, de pronto interrumpieron el programa para iniciar la cobertura de un accidente.

—Tal como dijimos en el avance de hace veinte minutos, un aparatoso accidente se suscitó hace en la carretera que lleva a Winthrop.  Para más detalles tenemos con nosotros a uno de nuestros corresponsales.

Emily observaba todo con atención y en el momento que mostraron las imágenes del vehículo accidentado empezó a llamar a su papá.

— ¿Qué pasa hija?

Emily estaba temblando fuertemente, Jack sin comprender realmente lo que sucedía la abrazó. Emily de pronto le señaló la pantalla y le dijo que era el auto de Michael. Al tiempo que la periodista cubría las noticias desde el lugar.

—Gracias compañeros en el estudio, un choque por una evidente imprudencia trae otra tragedia. Un hombre joven de aproximadamente 36 años, identificado como Michael Thompson, impactó de frente con un tráiler.

Según versiones de los testigos, el sujeto venía manejando de forma errática. Mientras realizaba un falso adelantamiento el tráiler que tenemos en imágenes le sorprendió de frente causando su muerte instantánea. Por ahora se procede al levantamiento del vehículo por parte del Centro de Investigación Judicial, más adelante, de ser necesario volveríamos con más.

Después de aquello las cosas avanzaron como en cámara lenta para Emily, llegaron policías a buscarla y tomarle la declaración. Alec recibió una llamada del abuelo de Emily narrándole lo sucedido y cogió un vuelo privado, logrando llegar junto a Emily al día siguiente. Un par de días después fue el funeral, llegaron más de 50 personas, allegados a la familia de Michael principalmente. Sofía lloraba tan fuerte que parecía la viuda, Emily perdió los estribos y se acercó a ella con violencia. Sofía percibió algo en el rostro de su hija porque empezó a alejarse. Tomó un taxi y se fue a casa. Después de aquello el ambiente pareció relajarse.

Alec durante el velorio y funeral se mantuvo cerca, pero le dejó su espacio. Una vez que se marcharon los dolientes, se acercó a ella.

—Debo irme del país.

—Lo sé, no es como si de verdad pensara que ibas a dejar tu vida allá en New York por alguien como yo.

—Te equivocas Emi.

—No es así, en mi vida he tenido solo problemas y estoy bien con eso, es lo que me tocó vivir.

—No hables así que pareces resignada a que me marcho y ya. Voy a regresar y mientras tanto hablaremos a diario.

—Lo mejor es no hacerlo, necesito tiempo para sanar, cuando esté lista te llamaré. Ahora me siento molesta, con todo, con todos. Necesito que me dejen sola.

—Podrías venir a New York conmigo.

—Preferiría no hacerlo, necesito estar sola.

Emily abandonó el cementerio, sentía la mirada de Alec en su espalda. De verdad esperó que hiciera intento a seguirla, pero no fue así. Con Alec era siempre lo mismo, a la primera oportunidad de apartarse lo hacía. No hacía un mínimo esfuerzo para obtener algo, era como sí tomara la salida fácil. Pero ella ignoraba que Alec luchaba por contener a su lobo. Este le exigía marcarla y no podía, no aún.

Mientras la veía irse, Alec apretaba los puños, todo eso era su culpa y le parecía realmente difícil que Emi fuese a perdonarlo. Su temor más grande era no resolver todo para regresar rápido, no poder explicarle sobre qué era pues le aterraba que ella sintiera miedo de él.  Emi parecía no creer en sus palabras y no quería tan siquiera imaginarla en un futuro con alguien que no fuese él.

Unos momentos después Emily entró a su casa, se quitó los zapatos y los dejó a medio camino, el bolso lo tiró sin delicadeza al sillón. Todo a su alrededor daba vueltas, escuchaba murmullos y voces que repetían una y mil veces las palabras hirientes de su madre, lo que decía la mujer que informaba sobre la muerte de Michael. Todo aquello iba a acabar volviéndola loca. Sin más fuerzas se dejó caer al suelo en posición fetal abrazándose las rodillas.

Algunos minutos o quizás horas después, cuando la crisis parecía haber acabado, escuchó su celular, aunque quizás había sonado antes. No lo supo. Tomó el teléfono y revisó el registro, 28 llamadas perdidas de Alec y 10 de su papá. Luego de un momento su celular sonó de nuevo y decidió atenderlo.

—Emily, pequeña, me preocupa que estés sola. Voy a tu casa.

—Te amé, ¿sabes? todos me agreden o abandonan... ¿qué hay de malo en mí?

—Nada, ¿me entiendes Emily? nada malo. Aún sigo en el país y me voy mañana, déjame pasar esta noche contigo.

—Adiós Alec.

—Emi, no cometas una locura.

Tras colgar con Alec, recibió una llamada de Oliver, el abogado de sus padres. Necesitaba verla de urgencia así que media hora después estaban reunidos.

— ¿Cómo estás llevando todo esto?

— ¿Honestamente? No sé cómo me siento, su muerte fue tan horrible...

—No es momento de hablar de esto, pero a petición de Michael redacté su testamento dónde te dejaba como albacea de sus bienes.

— ¿Por qué lo haría si era tan joven?

—El día antes de la boda me dijo que los médicos le dijeron que tenía el mismo cáncer de su padre.

—No…

—Sí. Como albacea tienes acceso a su empresa y a su dinero.

—No me interesaba su dinero. ¿Para quién voy a cuidarlo?

—Él lo sabía, era consciente de que no querías de su dinero. Sin embargo, me pidió que te entregara esta carta, para que en caso de fallecer supieras lo que esperaba hicieras con su dinero. Sabe que no lo vas a conservar y que solo, así como su albacea podrías proteger a su mamá pues de lo contrario los directivos se dividirán todo lo que poseía.

—Creí que ella había muerto cuando era un niño.

—Todo está ahí en la carta. Me marcho ahora, llámame apenas sepas lo que vas a hacer.

—La madre era la persona que estaba al final de la iglesia.

—Si.

Emily se sirvió un café y empezó a leer la carta.

Mi Emi, un ser lleno de bondad que creciste con una madre horrible y que, a pesar de eso, te mantuviste siendo un buen ser humano.

Hay criaturas Emi, de esas de las novelas que amas leer. Son reales, lobos, vampiros, Faes. Te parecerá una locura y quizás pienses que mi enfermedad me ha nublado la razón. Alec y su padre son lobos. Tú padre lo sabe, mi padre era un lobo, pero era portador de una anómala condición genética y me la ha heredado.

Mamá no era Lupina, quizás por eso nos dejó y buscó a alguien más. Mi padre no fue malo y cuando supo que ese otro hombre la abandonó sin siquiera reconocer su hija, papá lo hizo, le dio su apellido. Sin embargo, la bebita murió a los seis meses de nacida.

Mamá desapareció por años y ya de adulto supe que era una persona de la calle. Hablé con papá y la recogimos, ella sentía vergüenza de mirarme, pero le dije que no le guardaba rencor. Papá le compró una casa y se mantuvo dándole dinero mes a mes.

Mi madre se llama Rose y es paralítica, tuvo un accidente laboral y quedó en una mala situación pues la despidieron. Por eso acabó viviendo en refugios. Si llego a morir de lo mismo que papá, te ruego la ayudes.  Te dejo instrucciones sobre cómo localizarla. Mamá era bastante más joven que papá, casi 20 años, quizás por eso no pudo sobrellevar el matrimonio.

Hablé con Alec para preguntarle por qué si somos lobos y olemos la verdad, nunca te creyó sobre lo que decías de tu madre y me dijo que su madre no era Loba y que sus habilidades se manifestaron hasta los 22 años. Quiso marcarte como suya, pero tú papá se lo prohibió. De eso hablaban el día que estabas en el hospital.

Por eso no olió la verdad, por eso le resultó imposible creerte. Si lees esto mi Emi, es porque morí, así que trata de ser feliz.

Emily supo que aquello era verdad, su amigo no le mentiría y además estaba lo que había dicho Alec, se había referido a Michael como maldito Lupino. No por eso no le parecía toda una locura.

Llamó a Alec, necesitaba saber la verdad.

— ¿Cuándo pensabas decirme que le aúllas a la Luna?

Alec, que bebía una taza de café escupió todo. Ella no sonaba de psiquiátrico, más bien cabreada.

— ¿Quién te lo dijo?

—Es cierto, no lo niegas. Me lo dejó Michael todo por escrito. También me dijo que como manifestaste tarde tus dones, no fuiste capaz de detectar que no te mentía.

—Correcto mi pequeña. Si ya sabes todo, ven conmigo.

—No, yo necesito tiempo para procesar todo.

—Bien. Cuando estés lista ven a mí, pero mi miedo era que salieras huyendo y me tuvieras miedo.

—Aun no nos hemos visto, pueda que cuando te salga pelo acabe muerta del susto.

—Ya nos veremos Emi. No te asustarás.

Con respecto a la madre de Michael sabía que debía actuar rápido. Tomó su auto y fue a casa de su suegra. Al llamar a la puerta le abrió una enfermera.

—Buen día, quisiera hablar con doña Rose.

—Claro que sí joven. Mi nombre es Wendy, pase adelante que ya la traigo.

Emily se sentó en la sala y miró los retratos de Michael con su madre siendo un bebé. Luego fotos de una bebita vestida de rosa. La voz de su suegra la sacó de sus pensamientos. Era una mujer amable y dulce.

—Ella era Amelia, imagino que sabes de ella.

—Sí, me enteré hace poco tiempo. Me gustaría haberla conocido en otras circunstancias.

— ¿Vienes a pedirme que deje la casa? —franca y directa, pero Emi no sintió ira sino temor—

—No, nada de eso. Quiero proponerle que venga a vivir a la casa que compramos Michael y yo. Es una casa de dos habitaciones bastante espaciosa para usted y su enfermera. Tiene una piscina a la que vamos a ponerle una rampa pues es bueno que usted la use. Tiene calefacción pues sabe que aquí en Boston es bastante fresco. Sé que existen mecanismos que mueven sillas de ruedas en piscinas, lo buscaremos también. Los baños se acondicionarán para su silla de ruedas, tiene un amplio jardín para que reciba sol en las mañanas.

—Es tu casa.

—Comprenderá que para mí es difícil vivir ahí. La casa es ideal para usted.

—No puedo costear el mantenimiento que seguro es más elevado que el que tenemos aquí.

Pobre mujer, pensaba Emi. Tan llena de miedo.

—Su ex esposo y Michael la han hecho heredera universal y me han nombrado su albacea. Mes a mes depositaré suficiente para gastos y para añadir otras cosas. Una persona encargada de sus comidas, dos enfermeras más para aliviarle la carga a Wendy que está cuidándola sola.

—De acuerdo. Acepto.

—Espero que me deje visitarla ocasionalmente.

—Claro mi niña, espero puedas verme como una madre más que una suegra.

—Mi madre no me quiere, así que tener una mamá va a ser toda una experiencia. Empezaré los arreglos de la casa y apenas esté lista, vendré por ustedes.

Al salir de la casa empezó a pensar en qué hacer y decidió buscar un apartamento. Regresar a casa de sus padres estaba descartado. Visitó un par de agencias inmobiliarias y por suerte o intervención divina encontró un pent-house en el centro de la ciudad. Tenía bastante dinero debido a la venta de sus cuadros, además su padre le debía su regalo de bodas. Razón por la cual le pidió que se vieran para almorzar.

—Hola mi niña. Me encanta que almorcemos juntos.

—A mí también. ¿Recuerdas que me debes mi regalo de bodas?

—Claro.

—Necesito que me ayudes con la mitad de lo que cuesta el apartamento donde voy a vivir.

—Claro mi niña, pero ese te lo regalo yo ¿y tú casa?

Durante varios minutos se mantuvo contándole sobre Rose.

—Has tomado una buena decisión, además ayudarla te ha logrado distraer. Tu mirada no es triste.

—Lo sé. Los trabajadores llegan en tres días así que quisiera mudarme mañana mismo. Ya sé sobre los lobos, sobre Alec…

— ¿Cómo?

—Michael.

—Lo siento, si hubiese sabido cuan malo era alejarte de Alec…

—No entiendo.

—No me hagas caso.

—De acuerdo. No me has preguntado sobre el apartamento ni su precio.

—Mi nena, sabes que tengo más dinero del que podremos gastar en dos vidas. De esas cosas no te preocupes.

Después de ir a pagar el apartamento y mientras Emily empacaba algunas de sus cosas su padre se preparaba para ir a ayudarla.

— ¿A dónde vas querido?

—A ayudar a Emily con la mudanza.

—No me digas que regresa porque no lo permitiré, esta es mi casa.

—La casa está a nombre de Emily y si falto primero, ella decidirá si te deja quedarte o te interna en un asilo.

—Por ley, si mueres es mía.

—No querida. Verás, la casa la compré antes de casarnos, así que no entra dentro de los bienes adquiridos en el matrimonio. Mi fortuna viene de una herencia en vida de mi padre, no he reportado todas las ganancias, así que en teoría te tocaría solo el 30% de lo que tengo ahora. En cuanto a nuestra hija le he regalado un pent-house en Chelsea Creek. Está dejando su casa para un asunto personal que tiene.

—Ni siquiera me invitó a conocerla y ya se deshace de ella.

— ¿Porque invitaría a quien no la quiere? Durante años la agrediste y esperas que te quiera. Eres realmente graciosa. No me esperes para cenar queridita. Ah, Sofía….

— ¿Sí querido?

—Pide cita con el cirujano, se te ven las patas de gallo.

Dejando a Sofía gritando y mirándose en el espejo, se dedicó a ayudar a su hija con la mudanza y luego regresó a su casa.

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