***[...] Los nervios eran sus fieles compañeros en ese instante. Una tras otra, las chicas emergían de la majestuosa mansión, portando hermosos ramos en sus manos y luciendo vestidos de novia que abrazaban sus figuras con gracia.Eran casi como imágenes sacadas de un cuento de hadas. Las telas blancas exquisitas estaban adornadas con diamantes relucientes, delicadas flores y encajes sutiles. Lo que las distinguía era el estilo de cada diseño: princesa, sirena, corazón, sin mangas; todos deslumbraban con su belleza única. Eran las novias más radiantes del momento.Cinco limusinas aguardaban frente a la mansión, cada una lista para llevar a una de ellas por separado, considerando lo engorroso de sus voluminosos vestidos. Aunque se percibía nerviosismo en el aire, las sonrisas no abandonaban sus rostros. Una a una, abordaron los vehículos que partieron al instante, escoltados por un séquito de vehículos que seguían sus pasos.Cuando Holly, Loraine, Cayetana, Layla y Atenea llegaron al l
—¿Matrimonio? ¿Casarme? —repite Valentino con incredulidad ante las palabras de su padre—. No hagas ese tipo de bromas, no es gracioso.Su padre suspira, pellizcando con impaciencia el puente de su nariz. Luego, mira a su hijo, quien mantiene el ceño fruncido, esperando su respuesta.—No es broma —aclara—. Hoy mismo se envió la propuesta de matrimonio por escrito a los Volkova en Rusia. Te vas a casar.—¿Estás loco? —su entrecejo se hunde más—. ¿Me has llamado aquí para esta tontería? No me hagas perder el maldito tiempo.—¡Entiéndelo, Valentino, es necesario que te cases con un Volkova! —estalla, lo que provoca que su hijo se ponga en pie, llevando una mano a su barbilla, para luego mirarlo con reproche.—¿No te das cuenta de lo que dices? Estamos hablando de boda, papá, no seas ridículo —espeta.—Solo será por un año, este matrimonio será contractual —su padre también se pone de pie, acercándose a su hijo para colocarle una mano en el hombro—. ¿Podrías hacerlo?.—No. —aparta la mano
Atenea suspiró aburrida ante las recomendaciones de sus padres mientras la despedían en el aeropuerto. Le recordaron la importancia de ser educada, evitar la grosería y mantener la compostura propia de una Volkova.—Ate —su hermana se acercó disimuladamente para susurrarle algo al oído —metí todos tus juguetes favoritos y algunos preservativos, por si acaso —le dijo —si tu esposo no cumple, me llamas; allá tengo muchos amigos italianos, ¿de acuerdo?—¡Eres la mejor, hermana! —la abrazó disimulando mientras sus padres las miraban con recelo —¿Las correas también están ahí? —le preguntó en un susurro.—Por supuesto —se separó sonriente —todas tus prendas favoritas también.—No se hagan las tontas, sé de qué están hablando —interrumpió su madre —Ya te lo dije, Atenea, debes...—Sí, mamá, ya te escuché —rodó los ojos —ser educada, no armar escándalos y toda esa tontería de ser una noble respetable.—Escucha a tu madre, Ate —su padre se acercó y la abrazó —Cuídate y, por favor, te lo ruego
—Definitivamente nos vamos a largar de regreso, Atenea —su amiga la mira mientras los hombres colocan el equipaje en la habitación— ¿Quieres seguir con esto? Mira a esa mujer de hace un momento, ¿Es su mujer? Por el amor de Dios.—Vamos, Layla, me duele la cabeza —se queja haciendo una mueca— ¿Qué más puedo hacer? El contrato entre las familias ya se ha firmado. Solo quiero poner fin a todo este tormento de una vez por todas.—¿Vas a soportar a esa mujer de hace un momento? Estoy segura de que ese tal Valentín o Valentino, como se llame, está haciendo todo esto a propósito.—Me tiene sin cuidado —se encoge de hombros.—¿Por qué lo tomas tan fácil? ¿No te importa en absoluto que tenga otra mujer?.—Oye, ¿Por qué debería importarme un completo extraño? Eso no es asunto mío; ella seguramente fue su novia antes de que yo llegara —se frota las sienes con frustración—. Además, es mejor para mí que haya otra mujer para que le caliente la cama, porque por mi parte no recibirá ese tipo de aten
***Han transcurrido varios días desde que Atenea y Valentino se conocieron. Aunque los preparativos de la boda están en marcha, los novios apenas se cruzan. Mientras Valentino se sumerge en el trabajo en la fábrica y ocasionalmente visita a Lirio en su apartamento, Atenea intenta adaptarse a su nueva vida en la mansión.Afortunadamente, no se siente sola; su amiga la visita con regularidad, salen de compras, cuenta con una niñera y algunos subordinados a su disposición. La soledad y el desconcierto son cada vez más llevaderos para ella.Valentino, por las noches, se encierra en su habitación, evitando bajar al comedor para cenar con su prometida. En las mañanas, se va sin desayunar, creando una rutina monótona. Sin embargo, Atenea, aparentemente ignorando su presencia, mantiene contacto con su familia y amigos, dedicando la mayor parte de su tiempo fuera. Pareciera que ambos evitan enfrentarse después de su último desencuentro. —Espero que te hayas adaptado bien aquí, Atenea —coment
A la mañana siguiente, Atenea, hastiada de la rutina monótona en la mansión donde pasaba la mayoría del tiempo sola, decidió invitar a su amiga para compartir un refresco en la sala y conversar.Mientras Layla estaba absorta en su teléfono, deslizando el dedo por la pantalla, Atenea se dedicaba a limarse las uñas con calma, observando de vez en cuando a su amiga que parecía más interesada en chatear que en prestarle atención. Sin embargo, Atenea finalmente rompió el silencio.—Anoche tuve una discusión con Valentino —le confió, y enseguida Layla levantó la mirada —nuevamente por esa mujer llamada Lirio —soltó un suspiro de desinterés.—¿Ese tipo no se cansa? —exclamó Layla con descontento —¿Cuál es el problema? Es solo un matrimonio por contrato; nadie le está impidiendo que mantenga a esa mujer con él.—Es porque su padre le hizo un reclamo, ya que no quería concederme el lugar que me corresponde en esta mansión —Atenea bostezó, luego miró a su amiga —¿Crees que debería haber cancela
Las zancadas largas de Valentino, quien estaba hecho una furia, se dirigieron hacia la piscina donde Atenea tomaba el sol con su amiga. Al llegar, él presenciaba a un hombre masajeando deliberadamente el cuerpo de su prometida, quien seguía con la cabeza apoyada en la tumbona, recibiendo el sol y el masaje que la relajaba.Atenea sabía que Valentino la observaba desde lejos, probablemente con ojos destilando fuego; sin embargo, no se inmutó y el hombre continuaba masajeándola hasta que ella le diera la orden de detenerse. Esto enfureció aún más a Valentino al ser ignorado.—¡Atenea! —exclamó él con voz embravecida, dirigiéndose hacia ella—, ¿qué crees que es este comportamiento dentro de mi mansión? —le reclamó plantado frente a ella, tapándole el sol que iluminaba su cara.—Por favor, Valentino, hazte a un lado, me estás cubriendo el sol —dijo ella calmadamente—. ¿Por qué gritas tanto? Solo sirves para hacer escándalo. Pensé que estabas descansando con tu amante.—Lo haces a propósit
Valentino condujo a Lirio a su habitación, donde la hizo sentarse en el sofá y la ayudó a secarse. Sin embargo, su mente estaba lejos, consternado por la joven rebelde que se atrevió a levantarle la mano. Experimentaba una mezcla de rabia y desconcierto hacia ella, su profundo odio creciendo por su comportamiento. No estaba dispuesto a someterse a su prometida, incluso siendo la benefactora para salvar la fábrica.—¿Ves lo que me hicieron? Por poco me ahogo, sabes que no sé nadar —se quejó Lirio, sacando a Valentino de sus pensamientos.—¿Qué demonios fuiste a hacer allí? —le reclamó él, sorprendiéndola—. Quería resolver este problema por mí mismo, pero con tu presencia todo se complicó aún más. Mi padre seguramente se quejará, ya tengo suficiente con esa mujer que me saca de las casillas.—¿Ahora yo tengo la culpa? —ella lo miró con ojos llorosos—. Esa mujer fue capaz de golpearte, ¿querías que simplemente me quedara de brazos cruzados?.—Lo que quiero es que te mantengas alejada de