— Quiero a ese ángel. — aseguro apuntando a su esposa y Alma tuvo que morder su labio para no echar por tierra todo el plan.
— Por favor. — susurro enterrando las uñas en el brazo de Baltazar que solo tenía una camisa negra.
— Tenías el Cielo, pero preferiste caer al infierno, ahora ve a trabajar. —