— Los niños. — se obligó a decir, pero no pudo dejar de disfrutar de como la boca de Gabriel bajaba por su cuello, nunca había reparado en lo húmeda y cálida que podía ser una lengua.
— No estan aquí, asique si puedo besarte así. — alego tratando de mantener a Azazel a raya, ya que su lado despreocu