Su sonrisa se ensanchó, todavía dulce como el azúcar. "Me alegro. Los he hecho yo. No es por darme palmaditas en la espalda, pero soy muy buena cocinera y me alegro de que te gustaran". Ahora me miraba con curiosidad, parpadeando lentamente.
Tragué saliva, preguntándome cuál era su punto de vista ah