Aproveché para tranquilizarme y cerrar los ojos, frotándome las sienes. La habitación estaba llena de negros y azules profundos, como el cielo de medianoche. Su cama era amplia y cómoda mientras me tumbaba y miraba al techo.
Éste no era un dosel, aunque tenía una lámpara de araña. Estaba decorada co