Mi cuerpo cae cuidadosamente sobre ella y él inmediatamente se posa sobre mi, mientras que con sus brazos me mueve un poco más al centro para que ambos quedemos totalmente arriba de ella — no tienes idea como te deseo.— Me dice agitado para después hundirse de nuevo en mi cuello — Te necesito tanto.
Mis manos comienza a recorrer poco a poco la línea de su espalda mientras sus besos me vuelven loca. Nuestras pieles han pasado de ser tibias a quemarse en una hoguera que hemos creado a base de besos y caricias que lo queman todo. Parezco un tímido papel en medio del fuego y su perfecta manera de tocarme me deshace completamente.
—¿Tú también me deseas?— Me pregunta Javier al oído.
—Sí, sí te deseo, lo hago como nunca hab&ia