La noche transcurrió lentamente, Janet se convirtió en el centro de atención de las miradas, era innegable que a pesar de sus más de cuarenta años, se conservaba muy bien, su silueta era esbelta y su rostro bastante cuidado para su edad.
—¡Te sorprendió verme de regreso querido!
—Sí, no pensé que vendrías ¿a qué has venido?
—A ver a mi hija.
—Vamos, eso no te lo crees ni tú misma.
—Realmente no. Vine a ver a quien pensabas poner en mi lugar. Y veo que sigues tomando pésimas elecciones, claro excepto por mí, cabe destacar.
—Anette es mi mujer, no pienso dejarla porque hayas decidido volver. Te lo advierto.
—¿Me adviertes? A ver querido, te recuerdo que todo lo que posees es un 50% mío. Te divorcias y pierdes la mitad de todo.
—Ya perdí la mitad de mi juventud creyendo que algún día sería suficiente lo que hacía por ti.
—Deja el drama y sonríe que el fotógrafo nos está viendo. —enlaza sus manos en su cuello y sonríe plenamente.
En tanto, Madie trata de escapar del asedio de