"¿Cuál es la prisa? Tengo algo que hablar contigo". Sylvia se frotó las manos con avidez y crujió los nudillos provocativamente.
Su comportamiento sugerente le recordó a Tara aquella vez que fue atada en el asiento trasero del coche y fue abofeteada en la cara. Su rostro se puso blanco como una sábana y vaciló de miedo.
Sintiéndose cautelosa, le advirtió a Sylvia: "¿Qué intentas insinuar?".
Sylvia esbozó una sonrisa. "Se lo dijiste a Sonia y la instigaste a causar problemas en mi estudio, lo cual resultó en que me echaran de la casa que me dejaron mis abuelos. Incluso engañaste a Tristán y le hiciste creer que le había rechazado por culpa de Sonia. Le dijiste que conocí a su madre, lo que le llevó a pasar hambre solo para hacer una declaración a sus padres. ¿Estoy en lo cierto?".
Tara reaccionó con una mirada esquiva, diciendo apresuradamente: "No tengo ni idea de lo que estás hablando. Vete. Me voy con Odell".
Sylvia se negó a obedecer. Mantuvo la presión y se acercó a Tara.