Capítulo 23. ¡Todo es por tu culpa!
Adelaide está inconsciente cuando es llevada a su cuarto por tres sirvientes. Mercedes es notificada que debe ir a ayudar en su aseo y una tristeza profunda le acapara cuando nota su estado.
Su espalda está toda mascullada, sus muñecas tienen heridas profundas y sangrantes y sus tobillos están muy hinchados y también con heridas. Su pierna izquierda es la más lastimada.
No soporta la forma en que alguna de las sirvientas se burlan de la desgracia de Adelaide y murmuran cosas entre ellas, riéndose. Les pide que la dejen sola con ella y ayudada de una tijera va cortando su vestido para no moverla demasiado y lastimarla aún más.
El rostro de Adelaide está muy pálido y sus pupilas muy dilatadas. Llama inmediatamente a Mónica, la doctora de la señora Irene, sospechando que ella haya ingerido algún tipo de veneno o alguna droga alucinógena.
Mónica lo confirma en cuanto la inspecciona. Mientras ella se encarga de curar las heridas de la joven, Mercedes sale en búsqueda de las medicinas que