Él dejó de sonreír para mirarme, aunque no me engañaba, ese idiota estaba babeando ahora mismo, por dentro, de felicidad.
-” ¿Tan mal lo llevas, Desmond?”- me dijo, usando nuestra amistad, algo que, de verdad, en esta situación, necesitaba mucho.
-” Sólo te diré que pienso revocar esta estúpida tr