Mientras Kristy creía haber solucionando su situación, su madre estaba desesperada, hace meses que no veía a su hija, ni siquiera una llamada o un mensaje, ya no aguantaba más la agonía de no saber dónde estaba, o si estaba bien, los días eran eternos y dolorosos.
Kristy era su única hija, su luz, siempre estaban juntas, ella le daba fuerza para soportar lo que era sus matrimonio, y las perversiones de sus esposo, pero ahora ella ya no estaba y por mas que había intentado encontrarla no había rastros de ella.
-Harvey prometiste traer a mi hija de vuelta- le decía de forma retadora a sus esposo- ya han pasado meses y kristy no aparece, no quiero imaginar que cosas le esté haciendo ese hombre.
-Crees que no estoy preocupado, también es mi hija he invertido mucho en su búsqueda pero no logró encontrarla- soltó un suspiro cansado- Pero ella está bien la conoces siempre logra adaptarse a las cosas.
-Esto es culpa tuya, cuántas veces no te dije que dejaras de hacer esas cosas tan pervertid