La mano de Mavice detuvo su brazo. "No, solo pensé que te parecías a alguien...", dijo en voz baja.

Duke apartó el brazo de su agarre, evitando el contacto de Mavice.

"Lo siento, disculpe mi atrevimiento". Mavice apartó la mirada y bajó la cabeza para beber un sorbo de café. Recuperó la compostura.

El resto de la reunión transcurrió sin problemas. Los dos acordaron el lugar de la reunión, su plan de acción y cómo realizar el traspaso.

"Hasta pasado mañana, Reina Mavice. Adiós". Duke se inclinó respetuosamente, se puso la máscara y salió de la ópera.

Mavice se quedó parada junto a las escaleras, observando cómo su espalda desaparecía lentamente por la entrada, y las lágrimas volvieron a punzarle los ojos repentinamente.

Resultaba chocante pensar que el rostro del recién nombrado líder del Partido Negro coincidía tanto con el de su difunto marido. Incluso la cicatriz de su cara era la misma.

Cuando tenía treinta años, su marido murió protegiéndola. El rostro de su marido siempre p