Cuando Adina salió de la tienda de pianos, los niños ya la estaban esperando afuera mientras se agarraban de la mano.

Cuando Alden había visto a Dew antes, había sacado inmediatamente a Melody.

La última vez que Melody se había encontrado con Dew fuera de su preescolar, había tenido una pesadilla, así que no se había atrevido a dejar que Melody se encontrara con Dew cara a cara de nuevo.

“Mamá, ¿no compraste un piano?”, preguntó Alden con la cabeza levantada.

Justo cuando Adina iba a responderle, su teléfono vibró en el bolsillo.

Le echó un vistazo a la llamada entrante y se mostró un poco sorprendida.

Esta persona no se había puesto en contacto con ella desde hacía un año.

“Señor Albert, ¿pasa algo?”.

“Ayer vine a Ciudad del Mar a ver una actuación de piano y pensé en ti. Esta es tu ciudad natal, ¿verdad?”. Una voz apagada salió del teléfono. “¿Aún recuerdas lo que te dije hace un año?”.

Adina hizo una pausa. “He perdido el entusiasmo que tuve de niña por el piano”.

“Tienes