Everett, que estaba debajo de Ninian, la protegió con su cuerpo en forma de un refugio.
—Ev… ¡Ah!
Cuando estaba a punto de hablar, Everett apretó la cabeza contra su cuello.
Luego dijo en voz baja:
—Espera, están ahí afuera.
Ninian se quedó quieta, inmueble.
Se sonrojó tanto que su rostro se puso rojo brillante. Pensó Ninian: “¿Sabe lo dudosos que se ven ambos en este momento?”.
Ella presionó sus labios contra su cuello, sintiendo la piel fría.
Sintió su pulso latir a su lado, haciendo que su corazón latiera rápidamente.
El cuerpo de Everett se tensó y se puso alerta.
Aun así, Ninian sabía que, aunque por fuera parecía indiferente, su aliento cálido y su corazón palpitante lo tranquilizaban.
Oyeron pasos confusos y voces de personas que hablaban desde la concurrida calle a cierta distancia de ellos.
Y aquí estaban, uno encima del otro, jadeando, rodeados de árboles verdes y pasto.
Sus respiraciones poco a poco se volvieron descompasadas.
Ninian podía sentir