Punto de vista de Bella

El sol de la mañana se filtraba a través de las cortinas, suave y dorado, derramándose sobre la cama. Le di la espalda, cubriendo la cama con las sábanas, como si eso me apaciguara el día. Sentía un peso en el pecho, el corazón aún me oprimía por el recuerdo de la conversación de anoche en el porche con la madre de Cole. Por mucho que intentara apartarlo, no desaparecía de mi mente.

Cole había sido amable hoy. Ha sido paciente, infinitamente paciente. Me había convencido para que bajara a desayunar con la familia. Pero mi determinación había sido firme. Negué con la cabeza cada vez, insistiendo en que la habitación era suficiente para mí. No soportaba la idea de ver las miradas de todos, preguntándome si me mirarían como su madre. Preguntándome si, tras sus amables sonrisas, pensaban lo mismo: que debería darle hijos, que les estaba negando lo único que importaba.

Así que me quedé. Desayuné en la cama con Cole a mi lado, fingiendo lo mejor que pude que la habit