Clayton era un inversionista de Wall Street, por lo tanto, no era ignorante de una figura tan conocida en la industria.

Desde que Jay Malone se jubiló, muchos novatos no habían escuchado hablar de él.

Jay Malone fue el verdadero pez gordo.

Clayton no esperaba que su difunta suegra tuviera una relación así con Jay Malone.

Jay estaba sentado en la sala de estar. Él era más de diez años mayor que Floyd, pero se veía saludable y era un anciano de mente abierta.

Parecía autoritario con una presencia tan fuerte.

Sin embargo, Jay estaba emocionado ahora, por lo tanto, no parecía tan frío y distante.

Nicole entró y se acercó cortésmente a saludar.

“Padrino, ¿cómo estás?”.

Ella miró a Jay. Su recuerdo de Jay era de hace diez años. Jay era alto, fuerte y omnipotente.

Sin embargo, no podía negar que el anciano frente a ella había envejecido aunque todavía tenía el mismo temperamento.

Las arrugas en el rostro de Jay no se podían ocultar, pero aún tenía una figura fuerte y parecía estar