13. Un quinto involucrado
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Después de compartir el desayuno con el señor Morgan me dirigí a realizar el resto de las cosas en mi lista de pendientes, pero antes de regresar a casa fui directo a la empresa, tenía muchas ganas de ver a alguien.
El lugar estaba tal y como lo recordaba, un edificio alto que casi tocaba las nubes tenía una imagen que trasmitía poder y grandeza, nunca me pareció mi estilo, pero esta vez me siento identificada con él.
Entro y me dirijo al ascensor para ir directamente a la oficina principal, al llegar la secretaria me mira con asombro como todos los conocidos que me he llegado a topar.
— Hola, buenos días, Isabel ¿Está Roberto en la oficina?.‐ ella me mira con asombro y asiente ligeramente, por un momento hasta pareciera que perdió el color, le sonrió amablemente y continuó. – Gracias.
No toqué la puerta, simplemente entré y ahí estaba el atareado con un montón de documentos al frente, su cabello oscuro ya tenía algunas canas visibles, cuando levantó sus ojos grises a