21. Salvación y condena
—¿¡Ryan?! ¡¿Has perdido la razón?!
Las exigencias de Claras son ignoradas por Ryan, ya que sólo ordena al hombre a su lado que abra las puertas, sin esperar a nadie y a nada, sólo enfocada en llevarla a ella en su hombreo y sin prestarle atención.
—¡Ryan…!
—¡Señor, el carro está justo a la salida! —informa el hombre mientras le balbucea, medio nervioso y aterrado por lo que ocurre.
—Bien —es lo único que contesta Ryan cuando la última puerta se abre. Varios oficiales están bastante distraídos y conocen muy bien de quién se trata, pero por una simple órden no se mueven de su sitio y la camioneta, rodeaba por hombres de la seguridad, está a metros de ellos.
Clara no puede ver nada salvo el suelo y su pelo negro que cae a su lado.
—¡Ryan, bajame!
—Quédate quieta —exige Ryan sin detenerse, acercándose a la camioneta.
—¿¡Perdiste la cabeza?! ¡Bajame…!
Pero la mano de Ryan se coloca sobre su trasero y la calla de una buena vez, se paraliza con ese simple toque.
—Si llegas a decir o