El viernes en la noche continuaron las visitas inesperadas. Jessica recibió un mensaje de texto, seguido por una llamada desde la recepción de su hotel, informándole de un caballero que la estaba buscando. Le anunció al recepcionista que bajaría en unos minutos, Leon Allen estaba abajo y si pensaba que lo iba a invitar a subir era más estúpido de lo que ella se había imaginado.
No bajó de inmediato, revisó su atuendo para comprobar que este no daba una idea errada. Satisfecha con lo que vio, lo único que tuvo que hacer fue cambiarse la camisa por algo más formal, una que gritaba negocios por todos lados; ponerse unos zapatos de tacón y algo de labial, de un tono pálido. Durante todo el trayecto en el ascensor se preguntó qué querría ese hombre, ella había dejado muy en claro que no tenía ningún interés más allá del pr