Elizabeth Morgan
—Buenos días. — Me saluda sin abrir los ojos.
—Buenos días.— Le digo estirándome de forma perezosa, el día de hoy no voy a la oficina porque tengo planificado el viaje a las diez de la mañana, tengo sueño aun, José Luis no me dejo dormir en toda la noche.
—Debo irme. — Le digo pegada a él como una garrapata.
—No quiero que te vayas, no quiero que me dejes. — me dice el abriendo sus ojos, la luz del sol comienza a entrar por la ventana, quisiera quedarme…Pero el deber me llama, tengo la responsabilidad de sacar a delante el patrimonio de mis hijos.
—Yo tampoco quiero irme, pero debo cumplir con mis responsabilidades, no debo dejar perder el patrimonio de mis hijos.— Le digo sentándome y envolviéndome en la sabana, el solo se cubre lo necesario con una almohada, sabes que tiene el cuerpo envidiable, se me seca la boca solo de verlo.
— ¿Podemos bañarnos juntos y desayunar antes que te vayas?— Me dice y yo se lo que me espera, ese hombre es insaciable, aunque siento mi c