CAPITULO 6

Capítulo 6

Mi alarma sonó a las 6:00 de la mañana. Es mi primer día de clases y estoy más nerviosa que emocionada. Me doy una ducha. Y me visto lo más cómoda posible. Unos jeans. Bailarinas color café. una camisa negra cuello de tortuga. Que metí por dentro de los pantalones. Y una correa beige. Me recojo el cabello a la mitad y deje lo demás suelto. Poco maquillaje. Y lista para esta gran aventura. O tal vez travesía. Quien sabe cómo me ira hoy. Tome mi bolso y Salgo. Ya Fiorela me está esperando.

 – y bien que materias ves hoy y como te fue con mi primo – me dijo. Dándole un trago a su enorme café. Ella toma demasiado café.

 – bueno…. hoy veo historia del derecho y derecho romano. Y con tu primo… emm... vino solo a disculparse por cómo se comportó – respondí. Tratando de sonar convincente. No quiero que note algo raro. Si no me interrogara. Y tendré que contarle lo de nuestro baile. Bueno, aunque no fue gran cosa. Solo un baile

– bien, entonces nos vemos en la tarde. y mucha suerte – me dijo dirigiéndose al edificio de la facultad de literatura.

 – Igual suerte – le respondí.

Caminamos de casa hasta la universidad la verdad no queda tan lejos. Y Fiorela se detiene. Cada mañana desde que estamos aquí. Y hemos salido a comprar. Un café negro sin azúcar. Y muy grande en una cafetería que queda a una cuadra antes de llegar a la universidad.

Cuando llego al salón. Me encuentro con Daliza. Y agradecí que al menos conocía a alguien. En cuanto me vio me dedico una sonrisa desde donde estaba. Se despidió de con quien estaba hablando y camino hacia mí.

 – ¡hola Laura! Al parecer estamos en las mismas clases – dice emocionada. Y dándome un abrazo.

 – Si eso parece – dije no tan emocionada como ella. Como es que esta tan feliz. Y yo siento que voy directo hasta el matadero. No es que no esté feliz. Lo estoy y mucho. Pero estoy nerviosa. Y mucho….

Me senté junto a ella. A escuchar al profesor Bartolí. Un hombre como de unos sesenta años. Pequeño. Y con poco cabello. Hablar de cómo el derecho nació prácticamente en Roma. Y como se extendió alrededor del mundo. Dando paso al derecho judío. Derecho musulmán. Los babilónicos. La ley Hammurabi. Incluso los chinos.

Y así paso mi primer día de clases. Interesante. Muchísimo. Ya tenemos un trabajo. Para la clase próxima. Y no fue tan malo como pensé. Nadie me mato. Ni nada por el estilo.

Cuando me dirigía al baño vi a los alumnos del segundo año salir del salón. Y me percaté que estaba. Él. Ahí

<<Dios lo que faltaba. Será que me voy lo voy a encontrar en todos lados solo espero que no aparezca en mi sopa un día de estos>>

Trate de caminar lo más rápido posible para que no me viera, pero claro como a mí todo me sale mal. Escucho que me llama

– señorita Villarroel

– señor Di Francesco, como esta no esperaba encontrarlo aquí – dijo en el tono de sorpresa más fingido que conozco

– Pues vera – me dijo poniéndose firme. Y con una sonrisa ladeada. ¡Bien ahora sonríe! – aquí soy el profesor Di Francesco doy dos materias a los chicos de segundo año – también es profesor. Claro. Porque no se me ocurrió antes

– ah. Ya… pues bien no le quito más tiempo nos vemos en la oficina. Adiós

– bien hasta luego señorita –

Fui al baño. y luego me fui a la oficina. al llegar le pedí a Mely la secretaria que me diera todas las pautas y citas de hoy. y también le pregunte si ya el señor había llegado. Y no ha llegado aún. Pase me instale en mi oficina y espere a que llegara mientras leía las pautas y citas. Me percate de una que decía gala anual de la sociedad de abogados de roma

¿Gala? <<no puede ser tendré que ir a esa gala>> o no tal vez valla solo o con su novia o alguna acompañante. Mientras pensaba. En si iría o no a la dichosa gala. Escucho la puerta. y me voy a su oficina para darle las pautas y citas del día.

– Eh…. bien. Buenas tardes señor…tiene una reunión dentro de 30 minutos con unos de los socios del bufete y el señor james. Luego tiene una junta con toda la directiva. Tiene parte de tarde libre. Porque hoy también es la gala anual de la sociedad de abogados de roma. Eso es todo si me necesita estaré en mi oficina con permiso

– Señorita paso por usted a las 7:30 – me dice. Mientras mira. Unos papeles. Que tiene en la mano

– ¿Perdón qué? – pregunte. No sé de qué habla. Y aun no poseo ningún don de adivinación

– Para la gala. Como mi asistente personal tiene que ir conmigo – dice como tanta obviedad. Que me enfurece. Claro que lo sabía solo que no lo creí. Necesario

– Si… es solo que pensé que. No sería necesario y la verdad no sé cómo ir vestida a esas fiestas

– Si es necesario y tiene que ir de gala. Así que paso por usted a las 7:30 – me ordena tan tajante como si fuera mi dueño. Bueno es mi jefe. Pero ser más amable no le quitara nada.

– está bien con permiso – le digo antes de retirarme. Maldito. Orgulloso. De seguro tiene filas de mujeres con quien ir. Y solo quiere llevarme a mí para hacerme molestar.

<<Bien perfecto una gala con mi carismático jefe>> y ni siquiera tengo que ponerme…

Mantengo la idea de la gala alejada de mi mente. Mientras trabajo. De tan solo pensarlo. Me dan ganas de ir. Y darle con el perchero. Por la cabeza y dañar su perfecto peinado.

Cuando mi reloj marca las cinco suena mi teléfono.

Si dígame

Señorita ya puede retirarse quiero que tenga tiempo para arreglarse

Está bien señor

¿Tiempo para arreglarme? Lo que necesito es tiempo para prepararme mentalmente. Para pasar toda una noche con este hombre. Y creo que. Ni todo el tiempo del mundo me alcanzaría. Para eso.

Recojo mis cosas y Salgo. Y cuando ya estoy en la salida me vuelve a decir

 – 7:30 señorita – ¡MIERDA YA LO SE! Le grito mentalmente. No soy ninguna retrasada. Sé que debo estar lista a las 7:30 y juro por Dios que si lo vuelve a repetir. Llevare a cabo la idea del perchero

–ok señor quedo claro – le digo sin siquiera mirarlo.

Cuando llego a casa ya Fiorela esta que; y le digo tengo que ir a una estúpida gala con su primo. Y no tengo que ponerme. Que si por favor. Podría prestarme algo

– no tenías– me dice con una ceja levantada. Los brazos cruzados. Y el ceño fruncido

– Ábrela – me ordena. Dándome una caja enorme.

La abro y tiene un vestido. Color Vinotinto de mangas largas. Con la espalda descubierta. Una malla color piel para tapar la espalda. Largo y abierto de la rodilla para abajo. También unos zapatos de tacón de aguja negros con suela roja y una tarjeta que dice

una disculpa”

Veo la cara de Fiorela. Y la verdad no me gusta par nada. Sonrisa pícara. Odio cuando sonríe de esa manera

– Se lo voy a pagar, pero ahora me voy a arreglar – digo rápidamente. No quiero interrogatorios.

Fiorela me ayuda a arreglarme. Recoge todo mi cabello en un moño. Dejando caer unos rizos en mi cara .Me maquilla. Y pone labial rojo. Ya vestida me miro al espejo. y parezco sacada de una película. Escucho la puerta abrirse y Salgo de mi cuarto hasta el pasillo. Me detengo a respirar varias veces. Y salgo ya de una vez a la sala. Me quedo de pie totalmente envilecida mirándolo. Él está muy guapo.

Damiano

Ella esta deslumbrante. Más hermosa de lo que esperaba. Es perfecta. Su cabello su boca. Sus maravillosos ojos. Y su cuerpo. Ella es algo sobrenatural

– bien señorita Villarroel ¿lista? –

 – Si ya vamos – cuando salimos al pasillo se detuvo frente al ascensor. Y volteo a mirarme.

– dos cosas. La primera nada de fotos. Ni reporteros. Ni presentarme como algo más. De hecho, mejor ni me presente y la segunda tenemos que regresar temprano porque mañana tengo clases bien – es muy mandona

– ok está bien –

Lo que ella pidiera con tal llevarla conmigo esa noche. no hablamos nada durante el camino.

Cuando llegamos a la gala me encargué de pasar por desapercibido delante de la prensa. Cuando nos dirigíamos a la mesa pude notar como todas las miradas estaban sobre nosotros buenas. Sobre Laura y eso me enervaba, pero ¿Por qué? no lo entendía. Ella es una simple chica. Mucho menor que yo. No es tan bella como para morirse.

¿Por qué entonces me molesta que otros tan solo la miren?

Cuando ya estábamos en la mesa me puse de detrás de ella para sacar la silla

 – bien pueda –

 – Muchas gracias – me dijo con una sonrisa. Que me encanto. Se me acerca. y pregunta.

 – ¿señor Di Francesco de que se trata más o menos esta gala? – su voz es suave. Y delicada. Y me encanta. Oírla

– es la gala anual se la sociedad de abogados de roma. Es como los globos de oro. Pero para abogados. aquí se ven los más grandes bufetes de abogados del país y parte de Europa. se hacen muchos contactos y se dan premios y reconocimientos a los mejores bufetes y sociedades de abogados… nosotros hemos ganado unas cinco veces. Nuestro bufete es unos de los más antiguos del país y sus abogados forman parte de los mejores abogados del país el bufete perteneció a mi bisabuelo luego paso a mi abuelo a mi padre y ahora a mi – explique muy orgulloso. La señorita Villarroel. Me mira tan expectante. Como una niña. A la que le cuentan. Una historia de princesas y dragones

– entonces el bufete es uno de los mejores. Eso es increíble. No sabía que estas cosas existieran, pero me gusta. Gracias por invitarme – dice emocionada. La invitaría a todas. Las galas del universo. Contaría la misma historia del bufete una y otra vez. Con tal de volver a ver. Esa sonrisa y ese brillo en sus ojos

– yo no la invite señorita Villarroel tenía que venir por ser mi asistente personal –

– lo sé, pero igual gracias además cuando la señora victoria mateo me dijo que tendría que acompañarlo a eventos. No pensé que fuera necesario pensé seguro su novia u esposa lo acompañasen o alguna amiga así que no creí que hablara enserio – quede paralizado con lo que me dijo.

 – señorita. Primero si es necesario que venga conmigo porque es su trabajo para eso le pago. y si tuviera novia o esposa cosa que no es así. De igual forma tendría que venir y con respecto a las amigas que si tengo, pero no las traigo a esta clase de eventos – vi como rostro cambiar. El brillo de los ojos se fue. Y la sonrisa de sus labios desapareció. Y aquí vas Damiano a estropearlo toda otra vez.

– ya sé que para esto me paga señor Di Francesco. No tiene que recordármelo con cada cosa que me dice. Y ya que no me paga por conversar con usted. Doy por terminada la charla –

Se dio vuelta a mirar al escenario. Luego de largos discursos, premiaciones y elogios todos están en la pista de baile. No planeo sacar a bailar a Laura. Al menos no otra vez. El con una sonrisa triunfante y conquistadora. Hacia nosotros. Maldición como lo odio.

 – Damiano siempre es un gusto verte – dijo mirando el escote de Laura. En lugar de a mi cara << es a mi cara maldito pervertido >>

 – Igual a ti Alessandro siempre es un gran gusto verte –le digo. Con una sonrisa hipócrita. Y buscando su cara

 – no me presentas. Bueno yo lo hare – MIERDA.

 – hola preciosa soy Alessandro Lombardi un gusto – tomo su mano y la beso. INFELIZ

 – un placer soy Laura Villarroel – y para colmo ella responde. Con una gran sonrisa. SONRIEME. A MÍ. NO A EL. ES A MI A QUIEN DEBES SONREIR. Mi molestia aumenta más cada vez que. El la ve

Laura

Ese hombre alto y guapo me invito a bailar y le dije que sí. Ya en la pista de baile sonó una música suave. Alessandro me tomo por la cintura y comenzamos a bailar.

 << No lo pises Laura o no pises el vestido y te caigas y hagas el ridículo luego el señor Damiano te despida por la pena que le hiciste pasar >>repito el mantra en mi mente.

 – Damiano nunca va acompañado a los eventos de hecho nunca va acompañado a ningún lado – ¿enserio? No sé porque me asombro. Me lo acaba de decir.

– pues la verdad no lo estoy acompañando como pareja soy su asistente personal y este es mi trabajo. Así que bueno. Aquí estoy – le digo con una sonrisa. De yuju que divertido es estar aquí. Pero añadiendo el ingrediente secreto. Sarcasmo.

–ya lo sospechaba. No es normal en el ir acompañado –

Damiano

Mirarlos bailar. Hablar. y reírse. me molesta más.

<< Yo fui el primer hombre con quien bailo>> mi orgullo creció.

Pero eso no tiene porque importarme ¿oh sí? voy a tener que hacer algo porque si no esto no acabara bien. Laura viene de regreso a la mesa. Y al menos no viene con ese idiota.

– bien quiere que nos vallamos. Ya son las doce y le recuerdo que usted dijo que unas de las condiciones para venir era irnos temprano porque mañana tiene clases

– Claro cuando quiera – me despedí y nos dirigimos al auto que nos esperaba en la entrada.

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