Capítulo veintiocho

La señora me sonrió como una madre le sonríe a su hija, por primera vez durante mucho tiempo me sentía como en casa.

Bendito sea el cielo quién me había puesto a la señora que tenía enfrente mío para apoyarme.

¿Como lo haremos?—cuestione nerviosa

En dos días luna, pero debes tratarlo como si lo amaras y evitar encontrarte con la bruja—explico la señora—Nos vemos luego, debo comenzar con los preparativos.

¿Usted sabe de brujería?—le cuestione a la doña

Ella negó y sonrió cálidamente—Solía ser hechicera pero lamentablemente m

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