—Míriam, ¿puedo saber la razón por la que has venido aquí? Claramente no te llevas bien conmigo y me odias a morir. Presentarte aquí, sabiendo que estaré, es demasiado extraño.—¿Demasiado raro? ¿Estás sugiriendo que no tengo derecho a visitar la casa donde mi hermano reside? Debería recordarte que este lugar es de mi hermano, no tuyo. Tú eres solo una simple oportunista y una suertuda que se ha casado con Sung–Hoon —escupió Míriam, con voz llena de desprecio.—Por favor, no quiero comenzar una discusión contigo. Sería mejor que te fueras —expresó Ruby, sintiendo cómo la tensión comenzaba a crecer.Ella se quedó con los ojos desmesuradamente abiertos, indignada por la confrontación. No quería que alguien de "bajo nivel" le hablara de esa manera. Se sentía ofendida y decidida a poner a Ruby en su lugar.—No tienes idea de lo que estás diciendo. Crees que tienes el derecho de echarme de aquí solo porque te has casado con él. ¿Por qué no recuerdas que no todos pueden estar en el mismo lu
Renata entró a la oficina de Sung-Hoon con la tableta en la mano. Después de saludarlo formalmente, comenzó a explicarle los detalles de la preparación para la celebración de la sucesión presidencial de la compañía.—¿Así que ya tienes casi todo listo? —cuestionó Sung-Hoon, revisando algunos documentos.—No señor, sin embargo, no es demasiado lo que falta. Es decir, falta muy poco y ya han sido enviadas las invitaciones. Si quiere, puede revisar a quién he incluido en la lista de invitados. — No creo que sea necesario. Sin embargo, te agradezco por hacerte cargo de todo. Te daré una bonificación extra por esto. Renata, sorprendida, respondió: — No señor, no es necesario. Es mi trabajo y no creo que sea preciso que me dé una bonificación extra.— Nunca te lo pregunté, Renata. Te la daré porque así quiero hacerlo. —dijo él, cambiando de tema y extendiendo una carpeta—. ¿Podrías llevar estos documentos de Recursos Humanos?La mujer asintió, tomando la carpeta. — De inmediato, señor. Si
Mientras la fiesta continuaba, Ruby sintió que necesitaba un pequeño descanso. Buscando un momento de tranquilidad, decidió ir al baño de mujeres. Al entrar, se dirigió a un cubículo y cerró la puerta, intentando relajarse un poco en medio de la agitación del evento.Sin embargo, justo después de entrar, escuchó la voz de dos mujeres que entraron al baño. Ruby trató de ignorarlas, pero no pudo evitar escuchar la conversación.— ¿Has visto a la mujer que apareció con Sung-Hoon? —comentó una de ellas, con un tono de desdén. — No parece demasiado agraciada. No puedo creer que una persona así esté cerca de él. Es increíble.La otra mujer respondió, riendo ligeramente. —No creo que sea nada importante en su vida. Pero si así lo fuera, desafortunadamente ha escogido mal. Ni siquiera parece que venga de una familia importante.Ruby sintió que el aire se le escapaba de los pulmones. Las palabras de las mujeres la golpearon como un balde de agua fría. Se quedó en silencio, sintiendo cómo la in
Leandro irrumpió en la habitación de su madre, completamente enfurecido. Su rostro estaba rojo de ira, y sus ojos brillaban con una rabia apenas contenida.— Madre, ¿de verdad te vas a quedar de brazos cruzados y permitirás que Sung-Hoon continúe la presidencia de la compañía como si nada?Margarita, cansada de las constantes discusiones familiares, lo miró con frustración. —Leandro, sabes perfectamente que esta fue la decisión de tu padre. El testamento es claro: Sung-Hoon está a cargo de la compañía. No podemos oponernos a eso.—¡Pero mamá! —exclamó Leandro—. Mi padre seguramente no sabía lo que hacía. ¿Cómo puede dejar todo a un hijo que ni siquiera es de su sangre? Míriam y yo somos sus hijos verdaderos. Y tú, madre, debes estar de nuestro lado.Margarita respiró profundamente. —Amo a todos mis hijos por igual, independientemente de las circunstancias. No voy a ponerme del lado de nadie.La conversación tomó un giro más intenso cuando Leandro comenzó a cuestionar la relación de Su
La conversación con su tía Constanza se volvía cada vez más tensa. Ruby sentía cómo la presión aumentaba con cada palabra.— Este matrimonio ni siquiera es real. No voy a pedirle dinero a Sung-Hoon como si fuera mi deber. —declaró Ruby con firmeza.Su tía soltó una risa amarga. —¿Y crees que pensé siquiera una vez que es real? ¿quién te dijo que los cuentos de hadas existen? Una chica pobre como tú no puede tener tanta suerte. Ahora que estás casada con ese hombre, deberías aprovechar la situación y pedirle dinero.—¿Todavía crees que lo haré? Ni aunque me lo sigas pidiendo, tía. —Escucha bien, jovencita. Yo fui quien te sacó adelante después de la muerte de tus padres. Me he encargado de tu hermana y he tenido que lidiar con sus problemas. No puedo creer que así me estás pagando. ¿De verdad sigue siendo un problema el dinero cuando tu esposo es millonario?Ruby sintió que su paciencia llegaba al límite. —¿Por qué no me has cuestionado realmente el motivo de mi matrimonio con Sung-
—En realidad, sí tengo familia. Mis padres fallecieron y quedé viviendo bajo el mismo techo que mi tía. Tengo una hermana llamada Andrea, pero la relación con ella es complicada, me refiero a la relación con mi tía. Preferiría que no se supiera de su existencia.—¿Quieres decir que tu esposo no sabe que tienes una hermana y una tía?—No, cuando comencé a trabajar en la mansión Dankworth, me presenté como huérfana. Tampoco mencioné que tenía parientes. Nadie sabe de la existencia de mi hermana y mi tía, y preferiría que así continuara.—Entiendo lo que quieres. No te preocupes, no se lo comentaré a nadie. Puedes confiar en mí; soy como una tumba. Nada de lo que me digas será revelado jamás. Ahora necesito retirarme y continuar con mis labores domésticas antes de que el tiempo pase volando y me dé cuenta de que no he hecho casi nada.—Oh, está bien. Gracias por escucharme.Marie le sonrió antes de salir de la habitación y dejarla sola una vez más.Ruby se recostó en la cama, mirando al
Días PosterioresRuby continuó trabajando en la mansión y gradualmente se fue acostumbrando a su rutina. Sin embargo, cada vez que veía a Sung-Hoon, sus emociones se intensificaban. Sentía que su corazón iba a salirse del pecho, pero se esforzaba por disimularlo y mantener la formalidad con él. Los días transcurrían y, a pesar de su esfuerzo por ser profesional, la atracción hacia el joven se hacía más difícil de ignorar.Un día, mientras organizaba algunas cosas en las habitaciones, le tocó llevar cobijas y otros artículos a la habitación de Sung-Hoon. Se acercó a la puerta y, con un leve temblor en la voz, tocó y pidió permiso para entrar.—¿Puedo entrar, joven Sung-Hoon? —quiso saber. Pero no recibió ninguna respuesta. Un leve mal presentimiento comenzó a formarse en su interior. Insistió de nuevo:—¿Puedo entrar, joven Sung-Hoon?Al no obtener respuesta, consideró informar a alguien más sobre la falta de permiso para entrar a la habitación. Sin embargo, ese día sus compañeras de
Sung-Hoon, después de salir de la compañía, decidió no dirigirse directamente a casa. En lugar de eso, se pasó por el club nocturno. Al llegar, el ambiente era distendido, con música por doquier, personas conversando y otras bailando. Algunos estaban sentados en la barra, pidiendo orden tras orden, disfrutando de la segunda ronda.Poco después, Sung-Hoon vio a su amigo Adriel sentado en la barra. Se acercó y compartieron saludos rápidamente.— ¡No esperaba que vinieras hoy! —exclamó Adriel, sonriendo. — ¿Qué, quieres beber a raudales y desestresarte?—Para ser sincero, no esperaba coincidir contigo hoy, pero tampoco tengo intenciones de emborracharme. Solo unas copas; he tenido demasiado trabajo estas semanas y creo que me merezco al menos eso. ¿Y tú? ¿Qué me cuentas?Adriel asintió con la cabeza y hizo señas al barman para que se acercara. El trabajador tomó la orden del recién llegado, quien se decidió por un cóctel.Entonces, el asiático miró a su mejor amigo y sonrió.—¿No hay nad