Rebekah
Lunes.
Gran y pesado lunes. Sobre todo si no amanezco en los brazos de Thiago. Es fácil acostumbrarse a dormir abrazada a un cuerpo calentito y que te envuelve como si quisiera protegerte de todo mal.
Estoy en clases de dibujo, el profesor llegó con las pilas renovadas y con ganas de quebrar a todos en dos con unas series de preguntas sobre la historia del dibujo. Trato de concentrarme lo más que pueda y a la vez buscar en mi móvil información que no me sé. En estos momentos agradezco grandemente la tecnología y a mi querido Google. Me encuentro tan metida en la clase que no escucho cuando me llaman.
— ¡Señorita Davis! —El grito del profesor me sobresalta y de inmediato pienso que me ha atrapado con las manos en la masa, que en este caso sería mi móvil.
— ¿Sí, profesor?
—Pase a la dirección, el rector la quiere ver.
Frunzo el ceño y confundida me levanto de mi silla.
—Le sugiero que se lleve sus útiles. La clase ya va a terminar.
Le hago caso y recojo todo. En menos de dos m