Capítulo346
En ese instante, la frialdad de Simón casi congeló a todos los que estaban en la mesa. Sofía, que siempre había sido descuidada y no pensaba demasiado las cosas, notó que algo andaba mal. Miró a Noa, quien se mantenía tranquila, y luego a Simón y se asustó un poco. Parecía que él sentía afecto por Noa. “¿O es solo una ilusión?”, se preguntó Sofía en silencio. Parpadeó un buen rato fingiendo ser una chiquita que no sabía nada.

A Noa le pareció raro y preguntó a Simón, echándole una mirada:

—¿Acaso también te interesa la joyería? —Simón no sabía qué responder—. ¿Qué tipo de piedra te gusta, Simón?

Noa apoyó la barbilla en una mano, aparentemente deseosa de debatir más con él sobre este tema.

Pero, en realidad, Simón nunca había estudiado la pedrería. Pasaba la mayor parte de su tiempo filmando y descansando. Y en el resto de tiempo hacía ejercicio y leía libros, lo que ya le demandaba mucha energía. Además, la razón principal por la que no sabía mucho de pedrería era que no le gustaban l
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