Aunque Lilian era aún joven, podía percibir la amabilidad y la simpatía de Shirley hacia ella.

Shirley tenía dificultades para moverse, pero aun así fue muy considerada al llevar a Lillian al baño y ayudarla a tomar una ducha.

Como no había ropa para que Lillian se cambiara, Shirley tuvo que dejar que Lillian se volviera a poner la ropa que tenía puesta antes.

Condujo a Lillian a la habitación, pero Carter apareció de repente y las detuvo en la puerta.

"Shirley, ¿qué estás haciendo?".

Preguntó Carter con un tono frío, bajando la mirada hacia Lillian.

"No he traído a esta cosa para que te ocupes de ella".

Shirley miró a Carter con indiferencia. "Carter, debes cumplir tu palabra. Dijiste que mientras te obedezca no le harás daño a esta niña, sé un hombre de palabra".

"No he olvidado lo que te prometí, pero eso no significa que tengas que servirla, bañarla y arroparla en la cama".

"Estoy encantada de hacerlo", respondió Shirley sin dudar. Luego giró la cabeza y le tendió la mano