Punto de Vista de Carlos
Asedié los terrenos del palacio en mi nueva forma de lobo, sintiendo mi fuerza crecer a medida que la luna se elevaba más en el cielo nocturno. Me sentía fuerte y poderoso mientras mis patas recién formadas avanzaban lentamente a través de mi prisión.
No fue hasta que llegué al pasillo de retratos que me encontré con un guardia. Sus ojos se abrieron cuando me vio doblar la esquina y un gruñido salió de sus labios.
No me importó su advertencia, tenía cosas más importantes en mi mente. Entonces, sin siquiera pensarlo dos veces, cargué contra el muchacho. Él era mucho más joven que yo y, como estaba mucho más familiarizado con la forma de licántropo, sabía que no podía darle la oportunidad de transformarse también. Mis dientes se cerraron instantáneamente sobre el cuello del pobre tipo y lo destrozaron antes de que tuviera tiempo de reaccionar.
El sabor desconocido de la sangre llenó mi boca y el olor de su cuerpo era abrumador, por decir lo menos. De hecho, t