Al pasar las horas, las palabras de su madre seguían repitiéndose en la cabeza de Marianela, ella miraba el reloj y la ansiedad se hacia cada vez más fuerte.
Ese día, las explicaciones de su profesora eran solo barbuceos sin sentido, Marianela solo tenía en la mente a Gerard.
De repente, una pregunta por parte de la profesora, la trajo de vuelta a la clases.
_¿Marianela? ¿Dónde estas hoy? ¿Porque no me respondes?.
_Lo lamento profe ¿Puede repetirme la pregunta?.
_No, se nota que no sabes de qué te hablo_ Le responde la profesora secamente.
_¿Que tienes? No estás prestando atención_ Le pregunta en voz baja Paula.
_ En mi cita, mi mamá me dice que él seguramente quiere divertirse como todos los turistas que llegan a la ciudad.
_¿Y vas a hacerle caso? Disculpame Marianela, pero ya estás lo suficientemente grandecita para tomar tus propias decisiones, no eres una niña, y si dejas que jueguen contigo es tu decisión, ya sabes cómo defenderte.
_Si yo sé que no soy una niña, pero me da miedo