Veo a Diego a los ojos y suspiro, en verdad quiero quedarme pero también sé que solo estoy haciendo esta situación más complicada. Él me sonríe, como siempre, y me desarma por completo. Odio el poder que tiene sobre mí, ese que le hace conseguir todo lo que desea.
―Sólo un minuto más― le comento y vuelvo a sentarme a su lado―¿Qué haremos? ― pregunto.
― ¿Por qué decidiste ser chef? ― me pregunta verdaderamente interesado.
― Es una larga historia.― Comento.
― Tengo toda la noche ― Dice y me besa tierno en los labios.
«Si me sigue besando así no creo que mi visita se quede en un minuto».