Leonardo caminó por el pasillo dejando a Natalia con Lorenzo. Por la mirada que su amigo le había dado, sabía que había algo que él tenía que averiguar.
Caminó hasta la sala y se sentó a continuar con lo que estaba haciendo antes de que Lorenzo llegará. Aunque no había ido a su empresa, no podía dejar de lado todo el trabajo que tenía. Había optado a trabajar allí por si Natalia lo necesitaba, desde su oficina sería imposible escucharla.
El tiempo transcurrió y Leonardo estaba sumergido en los documentos cuando escuchó a alguien acercarse. Lorenzo apareció poco después. Él tenía la misma apariencia tranquila y relajada de siempre.
—Ella está bien —dijo su amigo antes de que preguntara algo—. Tuvo bastante suerte, pudo haber cogido un resfriado como mínimo.
—¿Entonces