Narra Isa
Los días comenzaron a pasar lentamente. En un abrir y cerrar de ojos, pasaron 5 meses desde el accidente.
Me veo cada día al espejo, lucho por acostumbrarme a este nuevo cuerpo. Hacerme a la idea de que nunca más volveré hacer Isa del Monte.
Que ahora soy Dulce san Román. Una simple chica que vive a lado del hombre que ama. Qué dio a luz a una niña a la cual le arrancaron de sus brazos, una mujer de la cual no sé nada.
Mi mano derecha recorre mi rostro, mientras me veo al espejo intentando hacerme a la idea. Hago esto cada mañana al dormir y al despertar.
No puedo evitar que mis lágrimas caigan de mis ojos; no puedo evitar sentir este dolor dentro de mi pecho.
Es un dolor ahogante. De esos que no sabes cuando terminará. Cierro mis ojos, y recuerdo todo lo vivido a lado de mi padre.
He intentado comunicarme con él, pero mis esfuerzos han sido en vano. No importa lo que intente, mi padre jamás me va a creer que soy Isa su hija amada.
Mientras mi corazón se rompe en mil pedazos