- ¡Espero que esta pequeña mascarada sea agradable para ti! Siseó el sheikh cuando Hassan hubo desaparecido.
Liya respiró hondo, lista para enfrentarse a él.
- No sé de qué está hablando, Su Majestad.
Dio un paso adelante, cerrando la brecha entre ellos.
- ¡No te hagas la inocente señorita Gray! Todo esto estaba calculado, ¿verdad?
- Se equivoca su alteza, no se calculó absolutamente nada, respondió Liya con una voz que esperaba fuera tranquila; Madame Stasson hizo todo lo posible para atravesar las puertas del palacio y Hassan se vio obligado a permitirle el acceso.
Sus explicaciones no fueron suficientes, notó mientras su rostro lleno de cicatrices estaba fruncido con frialdad.
- En cuanto a la cena, pensé...
- ¡Opinas mal! Gruñó con una sonrisa.
- ¡Oh, por favor! Pase lo que