Por Instinto

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Alison.

La sensación de terror que me recorre la piel no se me quita.

Y sí, lo sé, Willy es un gran acosador, pero jamás pensé que se atreviera a una cosa como esta.

Me iba a violar.

Y sí, tengo que agradecer que James viniera y me rescatara, sin embargo, él también me da mucho miedo, porque, a ver, para qué se ha mudado justo al lado de mi casa, si tiene toda una mansión en las afueras de la ciudad, si no tiene otra intención, más que la de espiarme.

Como si fuera otro acosador.

Luego está el tema de su matón, quien ha venido solícito a atender los caprichos de su jefe, quien... ¿iba a matar a Willy?

Sí, no lo niego, yo quería matarlo, también, sin embargo, de querer hacer una cosa a en verdad hacerla, hay un abismo de posibilidades.

No, no es bueno para mí el estar al lado de un hombre que se mueve como si fuera un delincuente, porque, a ver... ¿desalojaron a mi vecino a la fuerza, solamente para que James estuviera cerca de mí?

En serio, estoy preocupada, porque tal parece que este hombre está obsesionado conmigo, igual que lo está Willy.

Aunque tengo que reconocer que James me ha rescatado dos veces.

No, debo alejarme de él, aunque sea mi vecino puerta con puerta, ahora.

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Salgo a toda prisa de mi apartamento, evitando a mi nuevo vecino, James, quien espero que se haya ido, y llego con tiempo de sobra al restaurante.

―El supervisor te ha dejado esto―me dice la cajera en cuanto me ve y cuando abro el sobre, me doy cuenta de que es una carta de despido―lo siento, Alison―me señala algo avergonzada―no sé qué se le pasó por la cabeza al supervisor esta vez, que te ha echado, siendo nuestra mejor empleada―agrega, pero en realidad, no le estoy prestando atención, más bien, estoy a punto de desmayarme por la impresión.

―Muchas gracias, Denise―le indico, pero no aguanto las ganas que tengo de llorar por la impotencia y la rabia.

"Y ahora qué demonios voy a hacer", me digo, considerando que estamos viviendo una recesión y que no hay muchos empleos que digamos.

Para colmo, ni siquiera tengo una carta de recomendación y ni pensar en pedir una, porque si hay algo que me queda claro es la razón por la cual me han despedido.

Y eso es debido a Willy, quien debe haberse quejado con su querido papito anoche, luego de que intentó abusar de mí.

No, debo buscar empleo de lo que sea y hoy mismo, porque no les voy a dar la satisfacción de verme derrotada.

Entonces, consigo los anuncios clasificados desde mi teléfono y me doy cuenta de los lugares cerca de mí que están buscando personal.

Horas más tarde, me siento en la banca de un parque con mis pies adoloridos por ir de un lugar a otro, siete, para ser más precisa, en donde me han contestado con un clásico, "no nos llame, que nosotros lo llamaremos", lo cual me deja frustrada al saber qué significa.

Que no me van a contratar, eso está claro.

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Una semana después.

Me la he pasado de aquí para allá buscando qué hacer con mi falta de empleo, pero, como la situación está tan difícil, ni siquiera he podido conseguir un puesto como aseadora de oficinas.

Suerte que me he podido mantener con el dinero que depositó James en mi cuenta días atrás. Entonces, recuerdo todo lo que me deben en el restaurante, por ejemplo, mi salario, sin contar con las horas extras o el dinero que James le había dado al supervisor para que me entregaran.

Entonces, me lleno de miedo, solamente de pensar en que el dinero se acabe y seguiré buscando por todos lados, aunque sea que me paguen con las propinas de los clientes.

Es cuando recibo un mensaje de texto.

"Te espero mañana, para que trabajes nuevamente, lo siento", es un mensaje de mi jefe que debe ser una broma, así que le escribo devuelta.

"¿Cómo sé si es verdad?", le escribo preocupada y entonces, recuerdo algo importante, "además, ustedes me quedaron debiendo mucho, así que no regresaré allá a trabajarles de gratis", le digo, porque no pretendo que me tomen el pelo o que sea una venganza por parte de Willy, después de la paliza que le ha propinado James.

Una muy merecida, además.

Entonces, veo un correo de mi banco y cuando reviso, me doy cuenta de que han depositado una generosa cantidad que cubre todo lo que me debían.

"Iré mañana mismo", le escribo de inmediato y siento que me regresa el alma al cuerpo, de lo contenta que estoy.

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Hoy me he despertado más temprano que de costumbre, por lo feliz que me siento por ir a mi antiguo trabajo, así que me voy caminando a toda prisa, con cuidado de no hacer ruido por el apartamento que ha alquilado James.

Y ahora que me doy cuenta, él no se ha aparecido más por aquí, luego de la noche en que me rescató de las manos de Willy y me pregunto si se habrá dado cuenta de que un hombre tan rico como él no debería merodear por barrios como este, aunque, hay que notar que está rodeado de matones de poca monta, lo cual me hace dudar.

No, no tengo tiempo para pensar en James, de quien espero no saber más. Así que me voy a toda prisa y llego temprano.

―Pero ¡qué bueno volver a verte! ―me dice Denise, la cajera del restaurante―te hemos extrañado mucho―me comenta y siento un nudo en mi garganta.

―No sabes lo que significan para mí tus palabras―se me escapa decirle y enseguida me voy al casillero para cambiarme.

Y es cuando escucho una conversación entre otras camareras.

―Mira si ha tenido suerte, Alison―indica una con un bufido―mira que comprarle todo el restaurante, solamente para que ella tenga un empleo, ¡mi Dios! ―asegura.

―Si, he escuchado que James Harrelson es un hombre muy conocido por su generosidad―señala la otra camarera y no me lo puedo creer.

James ha comprado el restaurante.

Entonces, decido que no me cambiaré y me retiro del lugar, sin dar ni una sola explicación, después de todo, ya fui echada de aquí.

No, no quiero tener que ver nada con este hombre que está obsesionado conmigo, porque, a menos que su hijo Mark quiera comerse cinco pizzas a la vez todos los días, no entiendo la razón por la cual se haya comprado el restaurante italiano.

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Al día siguiente, continúo con mi búsqueda de trabajo y, como no consigo nada, voy a comprar víveres para no perder mi día.

―Esta tarjeta no tiene saldo―me dice el hombre del supermercado, cuando voy a pagar.

―Pero, es que no puede ser cierto―le respondo desconcertada―si ayer mismo me hicieron un depósito jugoso―le señalo y él me mira con suspicacia.

―Volveré a pasarla―me indica, pero, al instante, la caja registradora vuelve a marcar el error―lo siento, señorita, necesito otro medio de pago―me advierte y yo suspiro profundo.

―Lo siento, no tengo otro―le contesto y me voy corriendo de inmediato, sintiéndome humillada. Entonces, verifico mi saldo en línea con mi banco y me percato de que mi cuenta bancaria ha sido hackeada.

No tengo ni un solo centavo.

No, esto no puede estar pasándome.

Salvo que sí que está pasando.

Decido que mejor me voy a mi casa a pasar mi penuria, porque no puede ser que todas las cosas malas me ocurran a mí y es cuando me encuentro a mi casero.

― ¡Qué bueno que te veo, Alison! ―me dice con una sonrisa sínica―hoy es primero del mes y no hemos visto tu depósito de la renta―me señala y yo trago en seco.

―Casualmente, vengo de tratar con un tipo que me debe un dinero y estoy a la espera de que me lo deposite a mi cuenta―le miento con una sonrisa y con la frente perlada de sudor―en cuanto tenga el dinero, se lo hago llegar―le señalo, pero entonces, su cara cambia de la felicidad al enojo, así que añado―yo siempre le he pagado puntual, así que le pido que me dé un día más―le ruego y él lo medita.

―Está bien―me dice―pero solamente te daré hasta mañana, ¿está claro? ―me advierte y yo asiento con la cabeza―bueno, espero tu pago pronto―me dice y se retira.

Entonces, entro a mi apartamento y me voy directo a la cama, ya que creo que tomaré una siesta, a ver si dejo de sentirme tan atribulada.

Pero justo cuando estoy a punto de cerrar los ojos, escucho que llega un mensaje de texto a mi teléfono.

"¿Por qué no te quedaste a trabajar?", me escribe Denise, la cajera del restaurante, así que le respondo una mentira, que no podía volver ahí, porque todavía me sentía ofendida por culpa de Willy, a lo que me contesta un "entiendo".

Luego la veo escribir un, "me dijeron que una familia necesita una niñera, pagan muy bien", que me entusiasma, así que le pido los datos para presentar mi currículo y enseguida me lo envía, así que hago la aplicación y les mando los datos que me solicitan.

Y casi me caigo de la cama, de lo sorprendida que quedo, ya que me envían una respuesta de inmediato y un contrato para que firme en línea, cosa que hago enseguida, de lo desesperada que estoy.

A lo mejor mi casero me dé un plazo más grande, si es que le demuestro que tengo un contrato firmado.

Entonces, me envían una dirección física a la cual me tengo que presentar mañana mismo.

Y es cuando una honda de felicidad invade todo mi cuerpo, solamente de pensar que podré solucionar mis problemas de dinero.

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A la mañana siguiente, me arreglo y me voy rumbo a mi nuevo empleo, con la dirección en la mano. Me voy con suficiente tiempo, porque el sitio en donde se encuentra mi nuevo trabajo es exclusivo, así que no tengo ni idea de cómo son sus calles.

Y cuando voy llegando al lugar, me doy cuenta de que está en la calle justo donde se encuentra la casa de James y solo espero que el trabajo sea en la casa de su vecino.

Pero, por supuesto que no es así.

Entonces, me lleno de rabia, porque todas mis esperanzas se vuelven a ir al caño, tal y como pasó ayer en el restaurante, por lo que doy media vuelta.

―Eres una cobarde―me dice una voz más que conocida y me choco con el torso cálido de James.

― ¿Me quieres explicar por qué me estás siguiendo? ―le digo cabreada, pero él ahora se ríe de mí.

―Te lo diré en el momento que me digas por qué no quieres trabajar para mí―me espeta algo divertido.

―Porque te apareces en todas partes y me siento acosada por ti, y lo más importante, porque me das miedo―le aseguro y él ahora se ríe a carcajadas.

―Y tú te buscas un problema en cada esquina y si no estuviera ahí cerca, ya te hubiesen asesinado―me señala con el ceño fruncido―así que lo que deberías decir es muchas gracias, James―se mofa de mí y yo estoy que estallo de la rabia.

―Pues, sabes una cosa, no necesito de ti ni de tu dinero o de los trabajos que te inventes para mí―le espeto molesta―y no me quedaré a ser tu niñera.

―Una verdadera lástima―me dice con ironía―Mark se va a sentir decepcionado ―añade, el muy caradura.

―Pues, deja de hacer ese chantaje sentimental que no te va―le respondo cabreada―de seguro habrá otras mujeres que puedan servirte como niñera, es más tomaré el contrato y lo romperé―le digo hecha una mar de rabia, pero él ahora se ríe a carcajadas.

―Se nota que no leíste el contrato―se burla de mí―ni la letra pequeña, en donde dice que me tendrás que indemnizar con un millón de dólares, como no cumplas tu parte―me advierte y yo quedo muda.

― ¿Que qué? ―le digo, en cuanto salgo del estupor―tú no me puedes hacer eso, James―le espeto toda cabreada.

―Sí que puedo y haré que me pagues cada centavo, como no cumplas―me dice y yo respiro profundo, a ver si encuentro un poco de paciencia, la que ya se me ha agotado últimamente―pero, como pienso que dentro de esa cabecita tuya debe haber un poco de sensatez, me acompañarás hasta la casa y cuidarás al pobre de Mark, a quien ya le has roto el corazón tantas veces, ¿de acuerdo? ―me dice y yo no sé qué decir y mucho menos, cómo salirme de todo esto.

Así que hago lo único que puedo en este momento y eso es seguirlo, tal y como él quiere.

Y en cuanto llego, el niño se aparece de lo más risueño y me saluda y me besa, lo cual me desarma más, si eso es posible.

―Ándate al jardín, Mark, que tengo un par de cosas que decirle a Alison―le pide James y el niño le dice un "sí, papá" y se va a hacer lo que le indicó.

Entonces, él se queda callado y, en lugar de darme las instrucciones que se supone que me iba a dar, se acerca a mí más de la cuenta y yo retrocedo todo lo que puedo, hasta que me tropiezo con un sillón y él toma las dos asas de la silla y se acerca ahora a mi oído y su aliento me hace cosquillas, haciendo que mi piel se erice.

―Cuida bien de mi hijo―me pide en un susurro y roza su mejilla con la mía, lo cual me da escalofríos.

Y luego, se retira, dejándome vacía de repente.

Y es cuando siento que mi corazón comienza a latir a toda marcha, con la presencia de James todavía sintiéndose en mi mejilla, la cual toco por instinto.

Como si me sintiera atraída por este hombre y que me encanta su juego, de una manera sádica.

Como si quisiera algo conmigo, más allá de que fuera su niñera.

"No, esto no puede ser, él está jugando conmigo, porque quiere que cuide a su hijo", me digo.

Él sabe lo mucho que está prendado el niño de mí y como es un gran caprichoso, quiere darle todo lo que Mark se le antoja.

A mí incluida.

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