— Dios mío, estás embarazada — Andy no paraba de caminar de un lado a otro como León enjaulado sin repetir esa frases una y otra vez, yo no podía creer que este idiota no se haya puesto un simple condón.
¡Un maldito condón!
— Dos horas después —
— ¿Qué piensas hacer? — pregunta nerviosa sin dejar de caminar de una lado a otro.
— Bueno... no sé, soy muy joven para ser madre y no estaba en mis planes ser madre, o sea no ahora y estoy muy nerviosa, la verdad no sé qué hacer — me encontraba sentada en su cama mientras que Andy se tranquilizaba o hacia un intento de tranquilizarse.
— Bien, por lo menos no lo vas a abortar, ¿verdad? — ¿Yo?, ¿hacer tal semejante cosa?, jamás.
— No, aunque estoy a favor del aborto y lo sabes