~Scarlett~
Mi plan solo funcionaría si Ava se alejaba de Sebastián, lo cual casi nunca pasaba. Me acerqué con cuidado al borde de la escalera, despacito, así sin dejar que me vieran.
En la sala solo estaba encendido el candelabro. La tenue luz amarilla parecía místicamente envolver a la gente en un hechizo embriagador, y el aire olía digamos que con una química sensual. Y más con ayuda del alcohol, era como si a todos les hubieran robado la razón, bailaban al monótono ritmo de la música, reían y de vez en cuando se besaban.
La fiesta ahora sí que había empezado.
Tenía puesto un vestido sencillo para que no llamara tanto la atención. A diferencia de Sebastián...
Me sorprendí un poco al verlo sentado solo en la barra, con un trago en la mano. Se veía serio y aburrido, pero por suerte para mí, no parecía que fuera a moverse. Cuando lo miré, fue como si él hubiera sentido mi mirada, levantó la vista y me encontró.
Se le dibujo una sonrisa amable, sin ninguna mala intención.
Igual que el d