Scarlett no pensó que todo iría tan bien.

Había preparado varias excusas y ensayado mentalmente su discurso para persuadir a Damian, conocido por ser implacable en los tribunales y difícil de convencer. Pero quizás, ansioso por mantener la paz con su hermana perdida hacía tanto tiempo, Damian se unió al plan sin necesidad de insistirle.

Todo estaba listo, y entre Scarlett y el collar, solo quedaba "el último minuto".

Todos conocen el "a la una, a las dos, a las tres, vendido", pero pocos saben que después de que el anfitrión anuncia el precio inicial, los postores tienen 60 segundos antes de que el artículo se declare no vendido. Ese tiempo se llama "el último minuto" porque es la batalla más crucial entre los postores: decidir, fingir, engañar u ocultar sus estrategias sobre un artículo.

No conviene mostrar las cartas demasiado pronto ni con demasiada claridad. Algunos esperan hasta los últimos segundos para hacer su oferta, y otros utilizan ese tiempo para tantear el precio mínimo de