Rita no podía creer que se hubiera asustado con pensamientos innecesarios.
«Aunque Belén es brillante en los estudios, Nadie puede ser perfecto. El piano está destinado para alguien adinerado. Está totalmente fuera de su alcance». Justo en esos momentos, otra idea maligna se le vino a la cabeza. —Señora Luna, por favor, dele a Belén una oportunidad. Cuando el señor Palacio vea mi actuación, no le importará que Cometiera algunos errores. Después de todo, es solo una fiesta de los de primer año, no un evento musical profesional. — Rita intentó convencerla una vez más, ya que estaba decidida avergonzar a la otra muchacha en público. Luna lo pensó durante un largo rato y al final accedió. — Por favor. Asegúrate de actuar bien. El señor Lagos y yo contamos contigo. —Le agarró con firmeza la mano. —No se preocupe. Lo haré bien. — Asintió con seguridad.<