Al ver a Marco, el rostro de Fernando se ensombreció de inmediato.
— Marco, ¿qué haces aquí?
— ¿No es obvio?
Marco cruzó los brazos y miró fríamente al hombre frente a él.
— Fernando, ¿verdad? ¿Así que por ti Sheila rechazó una y otra vez las propuestas de matrimonio de los Ruiz?
— ¿Sheila rechazó las propuestas de los Ruiz por mí?
La culpa en el corazón de Fernando se intensificó. Siempre pensó que durante todos estos años Sheila no había tenido ninguna relación, creyó que después de él nadie más la querría.
Nunca imaginó que ella ya estaba comprometida, y que su prometido era un oficial militar incluso más destacado que él.
En ese momento, se dio cuenta de lo terriblemente equivocado que había estado.
Si tuviera otra oportunidad, jamás habría aceptado casarse con Carolina.
— Bueno, ya despertaste. Mi esposa y yo nos vamos a casa a descansar.
Marco no quiso perder más tiempo. Al ver a Sheila salir del baño, tomó su mano y dijo con autoridad: — Vámonos a casa, estoy cansado.
Sheila tam