Para Minato, su vida había sido un ir y venir de malos momentos, de terribles finales. A su entender, era natural ser de la forma en que era ahora: andaba por ahí pretendiendo que todo estaba bien, pero tenía mucho miedo de dar el siguiente paso, porque el sufrimiento se acumulaba en su interior, así como la soledad y el dolor. Con sinceridad, no creía poder soportar un fracaso más.
—Usted es alguien especial para mí, pienso eso desde el momento en el que lo vi por primera vez —comentó Minato y sopló.
»Puedo hablar con usted sobre todo, y hacer cosas divertidas. —Sonrió—. Si esto no funciona, no quiero perderlo. —Respiró hondo, y dejó salir el aire con fuerza por la nariz—. Aunque… Ahora lo perdí, porque lo eché a perder. —Chascó con la lengua.
¿Qué podía d