Tate era el hijo de los padres más ricos y poderosos de la ciudad. Su familia había construido un gran imperio a lo largo de los años y siempre se habían asegurado de que su legado continuara. Sin embargo, Tate no quería seguir en sus pasos. Él quería estudiar y llevar una vida normal, lejos de los negocios y el dinero.
Sus padres no entendían su postura y lo amenazaron con cortarle todos sus lujos si no seguía con la tradición familiar. Tate estaba atrapado y no sabía qué hacer. Por eso, decidió hablar con su mejor amigo, Blake, quien siempre había estado a su lado.
—¿Qué debo hacer, Blake?—, preguntó Tate con desesperación.
—Tienes que seguir tus sueños, Tate—, respondió Blake con firmeza. —No puedes dejar que tus padres te obliguen a hacer algo que no quieres—.
Tate sabía que su amigo tenía razón, pero también sabía que no sería fácil. Sus padres eran muy poderosos y no aceptarían fácilmente su decisión.
Mientras tanto, Tate había conocido a Sasha, una chica de escasos recursos, pe