Tras enviar su carta de renuncia, Jacob no tenía idea de que sería el detonante de su despido.

Tampoco durmió bien en el motel barato y tenía ojeras mientras se apresuraba en llegar al aeropuerto a la mañana siguiente.

Después de pasar el control de seguridad y abordar su vuelo, todo transcurrió sin contratiempos hasta que el avión a Dubái despegó a las 10 de la mañana.

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Mientras tanto, los demás vicepresidentes de la Asociación de Caligrafía y Pintura habían llegado a la oficina del Señor Bay.

Todos tenían el mismo objetivo: presionar al Señor Bay y conseguir que expulsaran a Jacob de la asociación a toda costa.

Naturalmente, sabían que el Señor Bay definitivamente tendría que ayudar a Jacob, ya que era cercano a Don Albert. Si el Señor Bay insistía en proteger a Jacob, ellos no debían presionar, o Jacob se enteraría y el hombre guardaría rencor.

Aun así, cuando los vicepresidentes entraron en la oficina del Señor Bay y cerraron la puerta, uno de ellos no pudo evitar preguntar