El hombre sonriente que estaba de pie delante de Nanako era, en efecto, Charlie, ¡el hombre al que ella había echado de menos y del que se había enamorado hace tiempo!
En este momento, un montón de preguntas surgieron dentro de su mente a la vez.
‘¡¿Es él?!’.
‘¿Cómo puede ser?’.
‘¿Por qué está aquí?’.
‘¿Estoy soñando?’.
‘¿Estoy muerta y esto es solo una ilusión después de todo?’.
‘Hace un momento pensé que no tendría arrepentimientos si pudiera ver a Charlie, aunque fuera una vez más antes de morir, ¡pero ni en mis sueños más locos esperaba que de repente él viniera a salvarme como un ángel del cielo!’.
Numerosos pensamientos convergieron en su mente con una mezcla de emociones de sorpresa, vacilación, ansiedad y excitación. Se estremeció hasta quedarse sin palabras.
En ese momento, fue Charlie quien rompió el silencio. Miró a Nanako con una sonrisa y le preguntó: "Srta. Ito, ha pasado mucho tiempo. ¿Cómo has estado?".
Al oír la voz de Charlie, Nanako tuvo por fin la certeza