“Papá, ¿qué está pasando? ¿Qué sucede con nuestra empresa?”, preguntó Diana a su esposo.
En ese momento se encontraban en el despacho del hombre.
El señor Kusuma acababa de recibir un informe de su persona de confianza. La causa del fracaso de varios proyectos importantes y la caída del precio de las acciones de la empresa se debía a un sabotaje por parte de GlobalCompany, que quería adquirir su empresa lo antes posible.
“¡Esto debe ser por culpa de esa criada, ¿verdad? ¡Mahardika debe pensar que le hemos mentido a su familia enviándoles a la criada!”, gritó Diana a su esposo.
La mujer aún no estaba preparada para vivir en la pobreza, si su empresa quebró y fue adquirida por Global Company, propiedad de la familia Mahardika.
“¡Todo esto es culpa de papá! ¡Culpa de papá!”
Diana se enfurecía cada vez más, culpando a su esposo.
“¡Cállate, mamá! Ayunda no es una criada, también es mi hija. Pero ustedes la han tratado como una criada. Incluso hasta que Miranti murió. ¿Mamá olvidó lo que le