Julia también quería saber qué había sucedido exactamente y quién le había hecho esto.
David, al ver que no respondía, se angustió enormemente y se apresuró hacia la salida, diciendo con preocupación:
— Julia, aguanta, te llevaré al hospital inmediatamente.
Las lágrimas de Julia caían silenciosamente. Incluso un extraño había revisado toda la casa, pero Santiago no lo había hecho.
Viendo la expresión angustiada de David, Julia se cubrió el vientre, que ya no sentía.
— David, quisiera pedirte algo.
— Estás muy débil, no hables ahora. Haré lo que me pidas, sea lo que sea.
Julia esbozó una sonrisa, hermosa y desesperada, casi sin un atisbo de vida.
En el Hospital Nuevo Amanecer, Macarena estaba siendo examinada mientras Santiago esperaba afuera, ansioso por entender la situación.
Tomás corrió hacia él, sudando profusamente, con una expresión de terror en su rostro, pero sin atreverse a hablar.
Santiago, que ya estaba de mal humor, se irritó aún más al ver su expresión.
— Habla de una vez,