Capítulo 130
En aquella ocasión, el guardia de seguridad del estacionamiento les avisó que alguien estaba actuando sospechosamente debajo del auto de Emma. Al revisarlo, descubrieron que los frenos habían sido saboteados.

Si no lo hubieran descubierto, las consecuencias habrían sido inimaginables.

Emma suspiró:

— Debo agradecer a Santiago por lo del bar. Pensé que estaba de mal humor y me había emborrachado, sin imaginar que era esa malvada de Natalia quien estaba detrás.

A Julia se le erizó la piel. Ahora que lo pensaba, sentía miedo retrospectivo.

— Santiago tampoco me contó nada de esto.

— Yo también lo recordé solo porque Mario me lo mencionó. Fue Tomás quien me llevó a casa aquella noche, pero estaba tan confundida que ni lo recordaba.

Julia tomó su mano y le aconsejó con seriedad:

— En adelante no vayas sola al bar. Me preocupo por ti. Y respecto a Mario, ¿qué piensas hacer con él?

Emma abrazó los hombros de Julia y apoyó la cabeza sobre ella.

— Tendré más cuidado de ahora en adelante. Ese ti
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