Lía limpiaba algunas copas para luego ser vueltas a usar. Realmente no se había alimentado en dos días, y era tan cabezotas que no deseaba ir a cazar. Desde luego que ahora se estaba arrepintiendo de ello, ya que no podía estarse en pie sin que tuviera que sostenerse de la barra.
—Deberias ir a tomar un descanso, no pintas nada bien. Sabina le dice sirviendo tragos.
— Aún no es mi turno. Además, no quiero que me despidan.
—¡Que tanto! al final estarás despedida de un momento a otro.
—¡Qué sinceridad! Responde Lía sin verle a la cara.