—Se les llama maestros a vampiros fuertes que tienen el poder de convertir a humanos.
— ¿Tu puedes hacerlo?
— No. Esta se rio. — Claro que no, yo fui creada. No tengo poder de convertir a nadie.
— ¿Dónde está tu maestro?
— ¡Muerto! Pero me enseñó a controlar mi sed y salvajismo. Por eso soy así.
— ¿Quién lo asesino?
— No lo sé… la chica mira hacia otro lado. — Pero eso no importa, lo que interesa es que no soy una salvaje. Sonríe.
— Mi maestro seguirá con vida. Se dijo para sí misma. — ¿Sería el quien me dejo en este lugar sin recuerdos?
— ¡Quien sabe! Se encoge de hombros.
Sara se quedó pensativa por un momento… siempre se hacía tantas preguntas, pero